“Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará; no hay nada nuevo bajo el sol” Eclesiastés 1:9

 La importancia de distinguir los tiempos que estamos viviendo ha de ser la tónica en las predicaciones y mensajes a  las  iglesias en el día de hoy  a fin de no extraviarse del evangelio verdadero. Cada vez vemos con más evidencias aquella pérdida de perspectiva celestial que debería  tener la iglesia; hoy todo se presenta con intereses  y metas terrenales, y utópicas por lo demás. Hoy ya no se habla de que este mundo cambiará solo cuando nuestro Señor Jesucristo regrese por segunda vez a establecer su reino como él  lo ha prometido. Hoy es la iglesia que reclama tener el poder y la capacidad de revertir el rumbo de esta sociedad y lo peor, cambiar el curso de la profecía.

Una de las aristas de este engaño del último tiempo, es el apego a “lo nuevo”. Es una especie de urgente necesidad de revisar lo que ha pasado y plantear algo nuevo, restaurador y refrescante que sea coherente con los “nuevos tiempos”.

Salomón inspirado por el Espíritu de Dios nos trae a nuestra mente este pequeño, pero no menos contundente versículo respecto a este tema. La verdad es que este pasaje selecto es una verdadera bofetada al impulso renovador del hombre del último tiempo. Es la antigua insatisfacción del hombre que se cansa y se aburre de todo porque dejó de esperar “la promesa”. Por lo tanto, se elevan ideas y cosas nuevas para que produzcan en la gente un estímulo nuevo y una razón de existir en lo presente y solo en lo temporal.

La biblia dice que no hay nada nuevo bajo el sol, y lo que fue o se hizo en el pasado, es lo mismo que será o se hará en el futuro. El hombre en su afán de “jugar” a ser dios, quiere forjar o cambiar su destino; es la insolente actitud de la cristiandad actual de pretender cambiar el mundo sobre la base de un evangelio social y de buena crianza. Ahora no importa hablar acerca de  lo que El Salvador dijo o prometió, sino que es mucho mas importante “nuestra actitud y disposición” en cambiar el sistema, los gobiernos y lo más insultante, el curso de la profecía bíblica.

En este artículo observaremos algunas de las “nuevas” cosas que han acontecido en medio de la llamada cristiandad durante las últimas décadas,  y que los “amadores de lo nuevo” abrazaron de manera inmediata,  sin preguntar al Señor y sin discernir lo que traía de fondo:

La Nueva era

Hace varias décadas que se habla de “algo nuevo”. Por ejemplo la ideología de la “nueva era” (New Age)  que en realidad no es nada nuevo,  ya que sus enseñanzas y filosofía provienen de las milenarias culturas hindu-budistas. Conceptos como el pensamiento positivo o posibilista, la visualización, la confesión positiva, la sanidad de las memorias, el yoga, pilates, el “ser dios”, la “autoayuda”, etc., conforman el cúmulo de enseñanzas que la “nueva era” ha propagado no solo en la  sociedad secular, sino que dentro de las iglesias y desde los pulpitos. Esta “nueva era” está centrada exclusivamente en el hombre y su bienestar temporal.

El libro llamado “La conspiración de acuario” escrito por Marilyn Ferguson, ha sido llamado el manual de la “nueva era” ya que anuncia el albor de la “era de acuario” que traerá a la  humanidad un tiempo perdurable de paz y seguridad. Ellos garantizan que esto es la verdad al contemplar aquellos fuertes cambios en el escenario mundial marcado por eventos trascendentales como la formación de las naciones unidas, el concilio vaticano segundo, la caída del muro de Berlín, la apertura de la entonces URSS, etc.

Esto nos debe llamar la atención a los  que por gracia hemos sido cautivados por la Palabra del Señor porque  ella dice algo muy directo al respecto:

“que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán” 1 Tesalonicenses 5:3

La “nueva era” enseña y predica que “algo nuevo” está pasando  y que está  renovando las mentes y las directrices de esta humanidad,  para  definitivamente alcanzar la plena iluminación tan anhelada por los exponentes de esta filosofía humanista y neo satánica.

La nueva alabanza

En la década del 90, las iglesias evangélicas seducidas por la “nueva era”, también comenzaron a enseñar cosas innovadoras que dieran un “nuevo aire” a sus feligresías, las cuales ya no se satisfacían en la Palabra de Dios y en esperar la promesa del advenimiento de nuestro Señor Jesucristo. La gente necesitaba algo “nuevo”, una “lluvia tardía” como ellos la calificaron utilizando tendenciosa y equivocadamente el texto señalado en el libro del profeta Joel.

En medio de esta propuesta,  es como surgieron “nuevos adoradores” que comenzaron a abandonar los himnos tradicionales con sus sólidas letras y música solemne,  para reemplazarlos por canticos de letras livianas y antropocéntricas acompañadas por música que agrada a la carne y que activa las emociones. A esto se le llamó la “nueva alabanza”.

Exponentes como el afamado Marcos Witt, Danilo Montero, Jaime Murrel, Jesús Adrían Romero, Marcos Vidal, entre otros, han sido los promotores de esta “nueva alabanza” que dicen ellos, ha sido un verdadero “nuevo bálsamo” refrescante a una alicaída iglesia tradicionalista y conservadora.

Es en este período cuando se comenzó a escuchar por primera vez conceptos como “adoradores”, “ministro de alabanzas”, “levitas”, etc. Evidentemente era algo “nuevo” que estaba ocurriendo en medio de la cristiandad, y los “amadores de lo nuevo” lo abrazaron de manera inmediata sin preguntar al Señor y sin discernir lo que traía de fondo.  Lo que importaba era que las reuniones ya no eran “muertas” sino que llenas de la “presencia del señor” cuya evidencia era la emocionalidad, los llantos y  los supuestos cambios o conversiones de los hombres. Por consecuencia, toda iglesia que no crecía y que no tenía reuniones emocionales, era una iglesia fuera de este marco de “avivamiento”, y para entrar, se debía aceptar y promover esta “nueva alabanza”.

Pero bien sabemos que aquella “nueva alabanza” fue  y es, uno de los tantos “caballos de Troya” que han permeado iglesias evangélicas. Lo más terrible que aquel “caballo” no solo trae una nueva música, sino que un “nuevo evangelio”.

“Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.  Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” Gálatas 1:8-9

La nueva unción

Como se dijo en el punto anterior, la “nueva alabanza” trajo consigo una “nueva doctrina”. Y fue entonces cuando emergió la llamada “nueva unción”. Esta consistía en  recibir una “doble porción” del “espíritu de dios” y caer tumbado al suelo por efecto del poder de “dios”. Obviamente, como había que basar esta “nueva experiencia” en la biblia, los enseñadores  la enmarcaron en el  episodio bíblico de Elías y de Eliseo, cuando este último pide la doble porción del espíritu de su predecesor, para seguir su camino como nuevo profeta en Israel (2 Reyes 2:9)

Fue en ese tiempo cuando un predicador norteamericano llamado Benny Hinn reclama haber recibido esta  “unción” de la tumba de  una antigua  predicadora norteamericana  llamada kathryn kuhlman. Benny Hinn llenaba estadios y decía que tenía el poder de “dios” para hacer milagros, y multitudes que solo buscan milagros y bienestar temporal llenaban aquellos estadios, y daban su dinero para recibir el “soplido o chaquetazo” de este “siervo de dios” que dispensaba a cambio de billetes verdes, la llamada “nueva unción”. Muchos predicadores adoptaron esta “nueva oleada” y viajaron a los Estados Unidos a buscar esta “nueva unción” de mano del “iluminado” Benny Hinn para luego llevarla a sus iglesias. Aquí también, los “amadores de lo nuevo” abrazaron de manera inmediata esta enseñanza y práctica,  sin preguntar al Señor y sin discernir lo que traía de fondo.

Rápidamente como una verdadera pandemia, la “nueva unción” se propagó por todo el mundo; las reuniones evangélicas ahora  consistían en cientos de personas tumbadas en el suelo, gritando, haciendo alaridos de animales, riéndose sin parar, etc., y atribuyendo todo ese espectáculo al poder de Dios. Cosas nuevas, extravagantes e irracionales que no se sustentan en la Palabra del Señor, pasaron a ser la evidencia de que “algo nuevo” estaba ocurriendo.

“pues, si toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?.. hágase todo decentemente y con orden” 1 Corintios 14: 23 y 40.

La nueva manera de orar

Nunca olvidaré marzo de 1994 cuando visitó nuestro país el afamado pastor coreano David Yonggi Cho (antes se llamaba  Paul y luego se cambió de nombre). Todo el liderazgo evangélico estaba unido para recibir a este “siervo” que venía a enseñar la “nueva” forma de orar. En lo particular, recuerdo la frase tan elocuente del pastor Eleodoro Torres que dijo: “…con la venida de este siervo Chile ya no será el mismo”, con lo que coincido plenamente con él,  ya que no solo Chile, sino que  el mundo entero va de mal en peor.

Cho escribió un librillo llamado “la cuarta dimensión”, en donde enseña abiertamente la “nueva” forma de orar a través de la cuarta dimensión, es decir,  utilizando la incubación, la visualización, la confesión positiva y la “activación del reino de dios” en medio de las circunstancias. Su enseñanza era un sincretismo religioso al traer prácticas milenarias del budismo y “cristianizarlas” en su forma de cristianismo. Con esta “nueva” fórmula,  el creyente no tiene que pedirle a Dios, sino que reclamarle o decretar,  que tal o cual deseo se harán realidad en el futuro inmediato. A tal extremo llegó su enseñanza de la “nueva” forma de orar, que él y sus seguidores enseñaban y enseñan que orar a Dios diciendo “si es tu voluntad” es utilizar “palabras destructoras de la fe…” No obstante, nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos enseñó con su propia experiencia como debemos orar:

“Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” Mateo 6:10b

“Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” Lucas 22:42

Aquí también, los “amadores de lo nuevo” abrazaron de manera inmediata esta enseñanza y práctica,  sin preguntar al Señor y sin discernir lo que traía de fondo.

La nueva manera de hacer crecer la iglesia (nuevo paradigma de iglesia)

Las técnicas de crecimiento de la iglesia ya se dejan ver hace décadas. Enseñanzas provenientes de los Estados Unidos, específicamente desde el seminario teológico Fuller en Pasadena CA., han ido perfilando a líderes y denominaciones evangélicas hacia la búsqueda de la evidencia del éxito mediante  el crecimiento exponencial de la iglesia, de modo que un pastor con éxito es aquel que  muestra como su iglesia crece más y más cada año. En otras palabras, el concepto industrial y mercantil del crecimiento,  es para ellos  la garantía de que Dios está detrás de aquello. Para lograr tales objetivos se han incorporado en las prácticas evangélicas muchas e innovadoras formulas atrayentes para los asistentes, que van desde la música moderna y emocional, danzas, actuaciones, recreaciones, stand up comic (monólogos divertidos), luces, humos, etc. Evidentemente se han reemplazado los himnos e himnarios por cánticos de la “nueva alabanza”, el nombre de iglesia por centro de encuentro, de capacitación, de restauración, de entrenamiento, de adiestramiento, etc. etc. Tanto así, que hoy al pecado se le disfraza con un término más elegante,  más amistoso y no tan fuerte, como por ejemplo,   “gigante”, autoestima, cadenas, etc. Y al pastor en muchas partes se le denomina “Coach motivacional”.

Todo este  cúmulo de cosas, entre muchas otras, configura el pragmatismo utilizado en medio de esta oleada llamada “el nuevo paradigma de iglesia”, y donde mucha gente se ha sumado porque se ha dejado atrás la solemnidad y reverencia a lo cual hoy se le denomina “legalismo”.

Uno de los mayores exponentes de esta “nueva iglesia” es el pastor norteamericano llamado Rick Warren quien con sus libros “Una iglesia con propósito” y “Una vida con propósito”, ha ido instruyendo y seduciendo a líderes de muchas iglesias y de manera transversal a las denominaciones. Lamentablemente, con esta premisa innovadora del “nuevo paradigma de iglesia”, en lugar de cristianizar al mundo se ha mundanalizado la iglesia. Aquí también, los “amadores de lo nuevo” abrazaron de manera inmediata esta enseñanza y práctica,  sin preguntar al Señor y sin discernir lo que traía de fondo.

La nueva forma de reunirse (G12)

Todos los proponentes del modelo G-12 admiten que el movimiento tuvo su inicio con la visión recibida por César Castellanos Domínguez. Castellanos es pastor de la Misión Carismática Internacional, que él fundó después de un periodo de frustración con su propio ministerio. Desilusionado con los resultados de su trabajo, él aplicó el modelo de iglesias en células de Paul (David) Yonggi Cho, alcanzando resultados más satisfactorios. Sin embargo, en 1991, según sus propias informaciones, él recibió una “visión” que iría a cambiar definitivamente su ministerio y su iglesia. Conforme él relata:

“En 1991, sentimos que se aproximaba un mayor crecimiento, pero algo impedía que el mismo ocurriera en todas las dimensiones. Estando en uno de mis prolongados periodos de oración, pidiendo dirección de Dios para algunas decisiones, clamando por una estrategia que me ayudara en el fructificación de las setenta células que teníamos hasta entonces, recibí la extraordinaria revelación del modelo de los doce. Dios me quitó el velo. Fue entonces que tuve la claridad del modelo que ahora revoluciona el mundo en cuanto al concepto más eficaz para la multiplicación de la iglesia, los doce. En esta ocasión, escuché al Señor diciéndome: Vas a reproducir la visión que tengo en doce hombres, y estos deben hacerlo en otros doce, y estos por su vez, en otros! Cuando Dios me mostró la proyección de crecimiento me maravillé”.

De esta manera nace la idea de la “nueva forma de reunirse” a través de células de 12, las cuales se van multiplicando para luego ser parte de una verdadera red que depende de una iglesia matriz. Si bien, esto fue nuevo en la iglesia, pero es una idea que no proviene de Dios, sino que de una idea mercantil piramidal que permite el crecimiento del negocio. Es el antiguo concepto de casa matriz y sucursales, no obstante, se ha pretendido  disfrazar el legítimo modelo bíblico de las iglesias locales,  para ponerles insolentemente el apellido de “células”.

La visión celular no solo es una “nueva forma de reunirse” tomando los moldes mercantiles, sino que también trae consigo falsas enseñanzas y prácticas que inclusive incorporan rituales extravagantes llenos del frenesí de lo místico y de fenómenos extraños lejos de lo que la biblia enseña para una iglesia sana. Los famosos encuentros y ejercicios espirituales tomados de la iglesia de Roma y de las prácticas monásticas, han sido los escenarios desde donde hermanos cuyas mentes estaban oprimidas en esta secta,  han salido arrancando de las garras de este movimiento seudo cristiano. Aquí también, los “amadores de lo nuevo” abrazaron de manera inmediata esta enseñanza y práctica,  sin preguntar al Señor y sin discernir lo que traía de fondo.

El nuevo calvinismo

Este movimiento se inicia sobre la base de crear una “nueva” cosmovisión de la iglesia reformada y bíblica. A mi parecer, en el análisis de las cosas “nuevas” que han sido abrazadas en la iglesia evangélica, el “nuevo (neo) calvinismo” es una de las estrategias más finas que el enemigo ha tendido ya que ha penetrado en iglesias donde aún la Palabra es el centro de la reunión. Es decir, ya no son solo asambleas carismáticas o pentecostales en donde se sobrexpone a los feligreses a las emociones y a la vulnerabilidad de sus engañosos corazones, sino que ahora en membresías se supone,  celosas por el texto bíblico.

Esta “nueva” mirada de ver las cosas, surge a través de predicadores que comienzan a analizar el adormecimiento de sus iglesias y la poca sintonía que estas tenían con el acontecer social y cultural en donde se desarrollaban; en otras palabras, ellos advertían que la iglesia estaba muy encerrada en sí misma, en sus propias paredes del local de reunión, en la irrestricta defensa de la fe y la inerrancia  de las escrituras y de la doctrina, etc., pero un tibio interés y nulo impacto en la sociedad. De esta manera, comienzas a ceder en aspectos absolutos de manera de relativizar la verdad y abrirse a las necesidades sociales del hombre.  Es decir, lenta y sigilosamente el “nuevo calvinismo” da un “golpe de timón”  y el barco comienza a tomar un rumbo más social, mas inclusivo, cultural e intelectual; de predicar una evangelio duro  e impopular que solo presenta al Soberano y su gloria en su Hijo Santo que el mundo no tolera, ahora el evangelio presenta aristas antropocéntricas que apuntan al hombre,  a sus problemas y a la transformación de esta sociedad; dejando con ello,  de mirar al cielo esperando al Salvador para ahora poner los ojos en la tierra con una mirada más realista, aterrizada, menos egoísta y de características dominionista.

En esta amalgama de “nuevas cosas”, incluyendo la idea continuista de los dones espirituales (lenguas, profecías, etc.)  la cosmovisión del “nuevo calvinismo” fue tomando cuerpo en las enseñanzas  y sermones de predicadores de la talla de Tim Keller, Mark Driscoll, John Piper, D.A. Carson, Al Molher, entre otros, dando pie a la fundación de la afamada coalición por el evangelio o TGC (The Gospel Coalition), que es el organismo oficial del “nuevo calvinismo”. El TGC está aglutinando a muchas iglesias que se han sumado a esta “nueva” cosmovisión que según dicen, está produciendo un avivamiento en el mundo.

Al igual que el anterior movimiento llamado el “nuevo evangelicalismo”  de Billy Graham, el “nuevo calvinismo” presenta casi las mismas premisas basadas en la ciencia, la cultura, la sociedad, la tolerancia, la unidad y el intelectualismo (humanismo). De esta manera dicen ellos,  pueden lograr un real impacto en la sociedad de modo de “construir un nuevo mundo”. El problema graves de esta premisa, es que para llevar a cabo este proyecto, sus exponentes y defensores deben dejar atrás las posturas férreas e intransigentes de la doctrina a fin de unirse con todos los credos que tengan esta visión, incluyendo la iglesia católica romana; es decir, se abre una puerta amplia al ecumenismo.

Esta  premisa en  “pos de la evangelización para convertir al mundo”,   definitivamente debe sacrificar la verdad, la doctrina y cualquier postura de enseñanza absoluta e intransigente, y todo,   a fin de establecer la tan anhelada unidad. ¿No es esto acaso el mismo Neoplatonismo antiguo y el ecumenismo actual? Lamentablemente los “amadores de lo nuevo” abrazaron de manera inmediata esta enseñanza,  sin preguntar al Señor y sin discernir lo que traía de fondo.

No hay nada nuevo; solo recordar lo que está escrito y esperar el cumplimiento de los tiempos…

Como hemos visto, en pocas décadas han surgido “nuevas” cosas que han penetrado en las iglesias como estrategias “refrescantes” para actuar en lo que ellos dicen: “el mundo de hoy”, como si hubiese algo nuevo bajo el sol. El apóstol Pedro antes de su partida advierte a los creyentes que se recuerden las mismas cosas de vida y actitud cristiana que se proyectan hacia el reino eterno de nuestro Señor Jesucristo:

“Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente… También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas” 2 Pedro 1: 12-15

Este texto nos enseña a que siempre debemos traer a nuestro corazón (re-cordar) las cosas que han sido escritas y que se proyectan en perspectiva celestial, porque no hay nada nuevo bajo el sol y porque el reino de Dios no es de este mundo. Cuando dejamos esta premisa, nuestra perspectiva cambia y nos inclinamos a buscar cosas “nuevas” o ideas de reingeniería dentro de la iglesia. Estas nuevas ideas se transforman en un verdadero  pantano,  donde cada paso presenta la incertidumbre de pisar tierra firme o sumergirse completamente.

Amados hermanos, no hay nada nuevo bajo el sol, por lo tanto, no prestemos oídos a estas ideas innovadoras, refrescantes o nuevos paradigmas de iglesia, de adoración, etc. Sino que estemos firmes hasta el fin sin fluctuar.

“Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo, los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu. Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna” Judas 17-21

Que la gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos dé sumisión a su Palabra y longanimidad para esperar pacientemente el cumplimento de  la promesa venidera. Que así sea. Amén.

PEL05/2016

Categorías: Apologética

5 comentarios

César · 26 de mayo de 2016 a las 23:43

Tremenda importancia tiene no menospreciar las escrituras frente a las supuestas «innovaciones» que explica, hno. Leo el estudio y pareciera que los «amadores de lo nuevo» son los amadores de este mundo, amadores de la satisfacción temporal. Que el Señor nos guarde.
Bendiciones Hno.

luis · 27 de mayo de 2016 a las 16:27

Gracias por los mensajes; espero que continúe mandando los mejores mensajes que provengan de las entrañas de la biblia y del mismo corazón de Cristo, bendiciones…

Flor Idalia · 3 de junio de 2016 a las 18:11

Exacto no hay nada nuevo bajo el sol. Y que importante entender las dispensaciones bíblicas, muchas gracias por exponernos la verdad

LA MÚSICA ES UN LENGUAJE No se trata solo de la letra… - Solo Por Gracia · 12 de diciembre de 2021 a las 00:25

[…] etc. Evidentemente era algo “nuevo” que estaba ocurriendo en medio de la cristiandad, y los “amadores de lo nuevo” lo abrazaron de manera inmediata, sin preguntar al Señor y sin discernir lo que traía de fondo. […]

Cuando la doctrina no satisface - Solo Por Gracia · 15 de febrero de 2024 a las 14:27

[…] porque el estímulo de su búsqueda es solo la emoción y el deseo de satisfacer la comezón de oír cosas nuevas. Sin duda que esto nos evoca lo que Pablo vio en la sociedad […]

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