“Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” Mateo 3:17

No existe otra manera de complacer a Dios Padre, sino tan solo a través de su amado hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Todas las sombras, figuras y tipos del antiguo testamento apuntaban a un solo propósito; mostrar la gloria de aquel que es la imagen del Dios invisible, aquel que es el agrado y la complacencia del Padre.

Ningún hombrecito, por más virtudes que tenga, por mas obras filantrópicas que ostente o por mas sacrificios excelsos que cubran su vida, podrá agradar a Dios, si no esta cubierto con el manto de justicia de Jesucristo. Ninguna obra humana fue, es o será sustituto de lo que El Hijo de Dios suministra desde su sacrificio en la cruz del Gólgota.
El profeta lo dice con tanta precisión: “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia” (Isaías 65:6)

Desde que Jesús inicia su ministerio terrenal a los treinta años de edad, Dios comienza a decir que todo su contentamiento y su agrado, solo está en la persona de su amado Hijo. Recordemos aquel extraordinario momento de la transfiguración, cuando Jesús revela su Gloria a tres de sus amados discípulos, y la voz del Padre se hizo notar desde el cielo con la misma expresión que encabeza esta hoja.
Jesús lo declaró con toda propiedad al decir que todo lo que él hacía era del agrado de su padre (Juan 8:29) y que nadie podía ir al Padre sino a través de Él (Juan 14:6)

¡Que bendita verdad! Los que hemos creído en Cristo, estamos cubiertos de Él, o en otras palabras, “estamos en Él”, dentro de Él, por lo tanto, Dios Padre nos mira a través del manto de justicia que su Hijo nos ha imputado, y ya no somos hijos de ira, sino que también somos hijos amados y agradamos al Padre porque Cristo es nuestra cobertura.
El apóstol Pablo dijo: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1)

¡Amén! Todos los que estamos “en” o “dentro” de Cristo, ya hemos sido librados de la ira venidera. Y esto no por obras o méritos humanos, sino que por pura gracia. Por lo tanto, nada de lo que hagamos o dejemos de hacer podrá alterar en absoluto lo que ya Cristo ha conseguido para nosotros. Creamos de todo corazón que Dios nos llama “hijos amados” y somos su complacencia porque Él nos mira a través de la perfección, de la justicia y de la dignidad de Cristo. ¡Aleluya!

PEL2006

 

 

Categories: Devocional

2 Comments

Sara · 5 de febrero de 2014 at 13:26

Hola, los saludo con mucho cariño y realmente me siento muy agradecida por todo lo que brindan en esta pagina, especialmente en esta en la cual Dios ha estado hablando fuertemente a mi corazón. quiero antes de continuar agradecerles por disponer publicar lo que realmente el Espíritu quiere hablar , y solo pedirles que sigan escribiendo sobre todo lo que es la misión de evangelizar, de ser luz a los gentiles y llevar la gloria de Dios por las naciones. Cada día uno aprende y crece en sabiduría y nos necesitamos unos con otros para plantar y que Papá celestial sea quien de el crecimiento. saludos!!.Sara.

Hna Rosario Murillo · 29 de julio de 2017 at 17:20

Hola Dios bendiga sus vidas por que yo comparto un mensaje para una hermana que amo en Cristo. Dios hace tiempo me dió está palabra para mi vida .pero aún así no sabía como empesar hablar el mensaje y viendo su estudio fue más fácil poder hacerlo gracias

Deja una respuesta

Avatar placeholder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *