«Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer… vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro de piedras preciosas y de perlas,
y en su frente un nombre escrito, un misterio:
BABILONIA LA GRANDE
… y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro. Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer…»
(Apocalipsis 17:3-7)

LA GRAN RAMERA

Apocalipsis 17

 

Condenación de La Gran Ramera

 

(Texto de las Sagradas Escrituras)

Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación. (Apocalipsis 17:1-2)

Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. (vs. 3-5)

Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro. Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos. (vs. 6-7)

Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. (vs. 9-10)

Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. (v. 15)

Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra. (v. 18)

 

Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. (Apocalipsis 18:4-5)

 

  1. Introducción

1.1        Una mujer que no puede ignorarse

 

  1. Interpretación de la visión

2.1   La que está sentada sobre muchas aguas.

2.2   Vestida de púrpura y escarlata.

2.3   Adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas.

2.4   Un cáliz de oro lleno de abominaciones.

2.5   En su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE.

2.6   Ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús.

  1. Conclusión

 

Introducción
Las profecías más asombrosas de la Biblia se encuentran en el último libro, conocido como «Revelación» o «Apocalipsis», y que fueron registradas por el apóstol Juan alrededor del año 95. El apóstol afirma haber recibido del mismo Cristo resucitado (Apocalipsis 1:1) esta serie de visiones de¡ juicio final de Dios sobre la raza humana que pondría término a la historia de la humanidad. Este acontecimiento, la última y más asombrosa vista panorámica hacia el futuro, personifica revelaciones de sucesos culminantes, algunos ya cumplidos, la mayoría todavía futuros, pero todos increíbles y aterradores.

De todas las vistas momentáneas de «las cosas que deben suceder pronto» (Apocalipsis 1:1) que Juan revela, ninguna es más intrigante y pasmosa que la visión registrada por Juan en el capitulo 17. Allí vemos una bestia de color escarlata y espantosa, con siete cabezas y diez cuernos. Esta no es la primera vez que ella ha aparecido a profetas bíblicos. De la descripción, es evidente que ésta es la misma criatura aterradora cuya descripción ya se ha registrado tres veces. Juan personalmente la había visto dos veces. Daniel también la había visto 600 años antes. Pero en esta última visión algo ha cambiado de repente.

En sus previas apariciones en la Escritura la bestia siempre ha sido el enfoque de atención total, e invariablemente se presentaba sola. Sin embargo, ahora aparece con un jinete sobre su espalda. Que alguien se atreviera, mucho menos pudiera, montar semejante bestia increíble es algo difícil de imaginar. Sin embargo, allí está la jinete, muy tranquila, y evidentemente en control, montada sobre una criatura que devora al mundo y que desafía toda descripción. ¿Ella? Si, ella. Una mujer cabalga la bestia.

Durante 1900 años esta misma bestia ha sido el foco de atención importante para estudiantes de profecía. Su identidad, el papel aterrador que jugará en los últimos días, y su destino final han sido tema de discusión a lo largo de los siglos. Sin embargo, en los últimos 200 años muchos cristianos evangélicos han mantenido un consenso bastante claro. La bestia representa el resurgimiento del Imperio Romano (la falsificación satánica en escala mundial del reino de Dios), y el Anticristo facultado por Satanás, quien lo gobernará.

 

Una mujer que no puede ignorarse

 

La mujer es una figura mucho más enigmática. Los líderes de la Reforma estaban seguros de que ella representaba a la Iglesia Católica Romana en general y al Papa en particular. Aunque en realidad, actualmente casi siempre se evita el tema de la mujer como algo demasiado divisionista para discutir.

Aun así, la mujer que el apóstol Juan describe tan vívidamente no puede descartarse con liviandad. Es lógico que da impresión. Dos de los capítulos finales en la Biblia están dedicados a ella. ¿Qué vamos a hacer con ella? Sería deshonesto ignorar una figura profética de semejante importancia. Toda la Biblia es la Palabra de Dios. No tenemos derecho a cerrar nuestros ojos a Apocalipsis 17 y 18 como tampoco a Juan 3:16.

Es indudable que la mujer es la figura central en estos dos pasajes importantes, un personaje principal en el drama de los últimos días. El apóstol Juan le presta mucho más atención a ella que a la bestia que cabalga. Y en el hecho de que ella cabalga la bestia -una bestia de tal importancia que literalmente tiene una posición central en la profecía bíblica- demanda nuestra atención especial. No podría ser más claro que el secreto de la identidad de esta mujer y del papel que juega es una clave importante para entender las profecías bíblicas con respecto al reino del Anticristo y los acontecimientos que conducen a la segunda venida de Cristo.

A continuación veremos que el apóstol Juan mismo ha establecido meticulosamente la identidad de la mujer, más allá de toda duda que pudiera razonablemente albergarse. Las revelaciones que el Espíritu Santo le dio a Juan con respecto a esta mujer lo dejaron realmente asombrado. Dichas revelaciones no son menos pasmosas en nuestro tiempo.

Basados en el discernimiento que nos provee Juan, identificaremos a la mujer en forma cuidadosa e inequívoca. A pesar de que muchos lectores quizás censuren nuestras conclusiones, ninguno podrá refutarlas.

Gran parte de la información que presentaremos no será una lectura placentera. Aunque perturbe y exija la credulidad del lector, o sea negada por muchos, sin embargo será la verdad plenamente documentada. Además, es una verdad que toda persona en este planeta Tierra, y especialmente todos los que se consideran cristianos -y mayormente los católicos romanos- necesitan desesperadamente entender.

Simpatizamos con los católicos romanos sinceros que tienen una confianza tal en su iglesia que han aceptado lo que la jerarquía les ha dicho sin estudiar historia para enterarse de la plena verdad. Nuestra esperanza y oración es que las evidencias que presentamos sean verificadas minuciosamente con las crónicas correspondientes, de forma que muchos devotos seguidores de Roma puedan enfrentarlas.

(Extractado de «A Woman Rides the Beast» – Dave Hunt – Editorial The Berean Call – 1997)

Interpretación de la visión


(Porciones del «Comentario Bíblico de Matthew Henry» (1662-1714) – Traducido y adaptado por Francisco Lacueva)
(Porciones de «A Woman Rides the Beast» – Dave Hunt)
Matthew Henry

Conviene recordar que los sucesos referidos en los capítulos 4 al 18 del Apocalipsis no guardan orden cronológico. Por eso, lo que se describe en los capítulos 17 y 18 antecede, en su mayor parte, a los efectos llevados a cabo por las siete copas de la ira de Dios. Más aún, como advierte Walvoord, «es probable que los sucesos del capítulo 17 ocurran al comienzo de la Gran Tribulación». En efecto, una ojeada a 6:9 y ss. sobra para confirmamos en dicha opinión.

Como también hemos apuntado en otros lugares, la ciudad que tenernos a la vista en los capítulos 17 y 18 es, sin duda, Roma como centro gubernativo, tanto político como militar y económico, del Imperio del Anticristo, así como, en el capítulos 17, centro religioso de la Iglesia apóstata. El presente capítulo es muy difícil y no se puede dogmatizar sobre algunos detalles, pero la explicación que el ángel nos da en los versículos 8-18 ayuda enormemente a entender lo que el texto sagrado nos dice en estos versículos (1-7) de la primera sección.

[ Dave Hunt ]

En el Apocalipsis 13, la cuarta bestia describe claramente tanto al restablecido Imperio Romano como al Anticristo, a quien «adoraron los moradores de la tierra» (v.8). En esta extraordinaria visión del futuro, el mundo adorará también «al dragón que había dado autoridad a la bestia» (v.4). Por lo que se muestra que Satanás nuevamente será el poder detrás del Anticristo y su Reino: «Y el dragón [Satanás] le dio [al Anticristo] su poder y su trono, y grande autoridad» (v.2).

Durante la tentación en el desierto, Satanás le mostró a Cristo «todos los reinos del mundo y la gloria de ellos» (Mateo 4:8). El diablo luego lo ofreció todo a Cristo, diciendo: «Todo esto te daré, si postrado me adorases» (v.9). El amor del mundo y el ansia de poder finalmente conducen a la asociación con Satanás y su adoración. Por supuesto, Cristo rehusó a Satanás. Lo trágico es que una iglesia cansada de persecución se dejara engañar por la misma oferta que más tarde sería hecha mediante Constantino.

Cristo no disputó la afirmación de Satanás de que era dueño del mundo: «A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mi me ha sido entregada, y a quien quiero la doy» (Lucas 4:6). Como Juan nos recuerda «… el mundo entero está bajo el maligno» [es decir, Satanás -véase 1° Juan 5:18-19 y 2° Tesalonicenses 2:8]. Es Satanás, a quien Dios permite para sus propios fines, quien entrega al Anticristo el poder del mundo.

Cuando el emperador Constantino supuestamente se convirtió en cristiano en el año 313 d.C. (en realidad, fue una astuta maniobra política), le dio libertad a los cristianos, así como también categoría oficial a la iglesia cristiana en colaboración con el paganismo. Puesto que ahora era un cuerpo religioso reconocido en el imperio, Constantino, como emperador, tenía que ser reconocido como su cabeza de facto. Como tal, convocó el primer concilio ecuménico, el Concilio de Nicea.
Mientras gobernaba la iglesia cristiana, Constantino continuó encabezando el sacerdocio pagano, oficiando en las celebraciones paganas, y donando templos paganos, aún después que comenzó a edificar iglesias cristianas. Como cabeza del sacerdocio pagano, Constantino era el PONTIFEX MAXIMUS (PONT MAX), y necesitaba un título similar como cabeza de la iglesia cristiana. Los cristianos lo honraron como «Obispo de Obispos», mientras Constantino se llamaba a sí mismo «Vicarius Christi», Vicario de Cristo. Sin embargo, esta frase en latín, si es traducida al griego, literalmente significa Anticristo.
Constantino era el prototipo del Anticristo profetizado en la Escritura, y quien todavía tiene que venir.

El Anticristo será un individuo único en su género, carente de predecesores o sucesores. Este será el «nuevo Constantino», el gobernante del Impero Romano Mundial restaurado…

La revelación final de la cuarta bestia aparece en la visión que Dios dio a Juan conforme está registrada en Apocalipsis 17. Esta vez, en una nueva percepción asombrosa, una mujer se sienta a horcajadas sobre esta horrible criatura. Está perfectamente claro que ésta es la misma bestia que Daniel vio y que la presentan en los capítulos 12 y 13 de Apocalipsis, porque ostenta los detalles que ya son familiares. «siete cabezas y diez cuernos» (v. 3). Aquí se registra otra de las características que la identifican: La bestia estaba «llena de nombres de blasfemia», una obvia elaboración sobre lo que se vio en el capítulo 13, «y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo».

Hay un extraordinario cambio de perspectiva esta última vez que se ve la bestia. Ahora la mujer que la cabalga, en vez de la bestia misma, es el foco de la atención. La descripción de la bestia es breve, sólo lo suficiente para que sepamos que es la misma que hemos visto antes. No se dan más detalles sobre la naturaleza o significado de esta horrible criatura. Una nueva figura ocupa ahora el centro del escenario, y dos capítulos enteros de Apocalipsis, 17 y 18, se dedican a la discusión detallada de la mujer -mucho más espacio que el que se le dio a la misma bestia en todas sus apariciones anteriores.

En ninguna de las tres ocasiones que Juan vio a esa aterradora criatura indicó que no estaba asombrado o siquiera pasmado por ella. Pero ahora, por fin, expresa gran estupefacción, pero no por la bestia, sino por la mujer montada sobre ella. Es la visión de ella lo que asombra a Juan.

¿Cómo hizo la mujer para montar semejante criatura temible? ¿Por qué la bestia permitiría que siente sobre su espalda, sujete las riendas y la controle? Es obvio que ella jugará un papel clave en el restablecimiento del Imperio Romano, el reino del Anticristo, y en los sucesos mundiales futuros que conducen a la segunda venida de Cristo.

¿Quién es la ramera?

La primera cosa que se nos dice acerca de la mujer es que ella es una «ramera» (Apocalipsis 17:1) «con la cual han fornicado los reyes de la tierra» (v. 2), y todos «los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación» (v.3). ¿Por qué se le llamaría ramera a una ciudad y se le acusaría de haber cometido fornicación con reyes? Semejante acusación jamás podría hacerse refiriéndose a Londres o Moscú o Paris, o a ninguna otra ciudad ordinaria. No tendría sentido.

En la Biblia, fornicación y adulterio se usan tanto en el sentido físico como en el espiritual. Refiriéndose a Jerusalén, Dios dijo: «¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel?» (Isaías 1:21). Israel, a quien Dios había apartado de todos los otros pueblos para que fuese santa para sus propósitos, había entablado alianzas impías y adúlteras con las naciones idólatras que la rodeaban. Había cometido adulterio «con la piedra y con el leño [ídolos]» (Jeremías 3:); «y han fornicado con sus ídolos» (Ezequiel 23:37). Todo el capítulo 16 de Ezequiel, así como también muchos otros pasajes, explica en detalle el adulterio espiritual de Israel, tanto con las naciones paganas como con sus dioses falsos.

No hay forma en que una ciudad pudiera participar en fornicación carnal literal. Por lo tanto, sólo podemos llegar a la conclusión de que Juan, al igual que los profetas del Antiguo Testamento, está usando el término en su sentido espiritual. Por consiguiente, la ciudad debe pretender una relación espiritual con Dios. De otra manera semejante alegación no tendría sentido.

A pesar de que está edificada sobre siete montes, no habría razón para acusar a Río de Janeiro de fornicación espiritual. Esta no pretende tener una relación especial con Dios. Y a pesar de que Jerusalén tiene esa relación, no puede ser la mujer que cabalga la bestia, puesto que no está edificada sobre siete montes. Ni tampoco satisface los otros criterios mediante los cuales debemos identificar a esta mujer.

Sólo contra otra ciudad en la historia podría hacerse la acusación de fornicación. Esa ciudad es Roma, y más específicamente Ciudad del Vaticano. Ella afirma haber sido la sede central mundial del cristianismo desde su comienzo y mantiene dicha afirmación hasta este día. El Papa entronado en Roma dice ser el representante exclusivo de Dios, el Vicario de Cristo. Roma es la sede central de la Iglesia Católica Romana, y en ese sentido también la única en su género.

Por supuesto, muchas iglesias tienen sus sedes centrales en ciudades, pero solo una ciudad es la sede central de una iglesia. Por ejemplo, la iglesia de los mormones tiene su sede central en la ciudad de Salt Lake, Utah, pero en dicha ciudad hay muchas cosas mas aparte de la iglesia mormona.

En Ciudad del Vaticano esto no es así. Ella es el latido del corazón de la Iglesia Católica Romana y NADA MAS. Es una entidad espiritual que pudiera bien ser acusada de fornicación espiritual, si no permaneciera fiel a Cristo.

El asunto es que, exactamente como Juan lo previó ensu visión, una entidad espiritual que pretenda una relación especial con Cristo y con Dios llegó a identificarse con una ciudad que estaba edificada sobre siete colinas. La «mujer» cometía fornicación espiritual con gobernantes terrenales y finalmente reinaba sobre ellos. A la Iglesia Católica Romana se la ha identificado continuamente con esa ciudad. Como «La enciclopedia católica más definitiva desde el Concilio Vaticano II», declara:

«… por tanto, uno entiende el lugar central de Roma en la vida de la Iglesia actual y el significado del título, Iglesia Católica Romana, la Iglesia que es universal, no obstante enfocada sobre el ministerio del Obispo de Roma. Desde la fundación de la Iglesia allí por San Pedro, Roma ha sido el centro de toda la cristiandad.»(Our Sunday Visitor´s Catholic Encyclopedia -Our Sunday Visitor Publishing Division, 1991), p.842)

La que está sentada sobre muchas aguas
[ Matthew Henry ]

Como puede verse por el versículo 1, el título de todo el capítulo 17 podría ser «La Iglesia Apóstata». Es presentada como gran ramera (gr. porné), puesto que los reyes de la tierra (v.2) han fornicado con ella, y los habitantes de la tierra, han sido seducidos por ella. No se la llama adúltera (gr. moikhé) porque no representa al verdadero pueblo de Dios. Además, como hace notar Walvoord (ob. cit., pág. 244): «El simbolismo del adulterio espiritual no se usa de ordinario con respecto a las naciones paganas, que no conocen a Dios, sino siempre acerca del pueblo que lleva exteriormente el nombre de Dios, mientras, en realidad, está adorando y sirviendo a otros dioses». De ahí, la admonición de Santiago (Stg. 4:4) contra las «almas adúlteras». Por consiguiente, se trata aquí del contubernio de la Iglesia apóstata con los poderes políticos de todos los tiempos, pero, en especial, del final de los tiempos. Las «muchas aguas» (final del v. 1) representan la muchedumbre de los paganos o gentiles, lo mismo que el «mar» de 13:1.

En el versículo 15 se nos ofrece la explicación de las muchas aguas que están bajo el dominio de la Gran Ramera: «Luego me dijo el ángel: «Las aguas que has visto, donde está sentada la prostituta, son pueblos, multitudes, naciones y lenguas»». En efecto, las aguas del mar (v. el comentario a 13:1) significan, en la Biblia, las muchedumbres y, en especial, las gentes paganas en su oposición a Dios y a su Ungido, el Mesías. Se pone aquí de relieve el gran poder (espiritual, moral, político, económico) que la Iglesia apóstata ejerce y, especialmente, ejercerá al fin de los tiempos con el apoyo del Anticristo y sus fuerzas. «La Iglesia apóstata -dice Ryrie– será ecuménica.» Este mismo poder de la Roma religiosa se pone aquí para que se aprecie mejor el contexto posterior (v.16-18), donde se describe su vergonzosa caída y destrucción, a manos precisamente de los mismos poderes que la sustentaban, y a los que ella servía de principal mentor.

Vestida de púrpura y escarlata
[ Matthew Henry ]

El modo como la mujer va vestida y aderezada coincide de modo sorprendente con la pompa ostentosa de los altos signatarios de las Iglesias oficiales, no sólo de Roma, sino también de la llamada Ortodoxia y, aunque en menor grado, de la Iglesia Anglicana (tanto más cuanto más «alta»). La «púrpura cardenalicia» es ya una frase proverbial. Lo mismo puede decirse del aderezo de oro, perlas y piedras preciosas que con tiaras, mitras y pectorales han estado cubiertos (en especial, hasta el Concilio Vaticano II)

[ Dave Hunt ]

Los colores de púrpura y escarlata nuevamente identifican a la mujer tanto con la Roma pagana como cristiana. Estos eran los colores del ropaje de los césares romanos y con los que los soldados vistieron a Cristo como «Rey» para burlarse de él (véase Mateo 27:28 y Juan 19:2,5), vestiduras que el Vaticano adoptó para uso propio. Los colores de la mujer todavía son literalmente los colores del clérigo romano. La Enciclopedia Católica (Our Sunday Visitor´s Catholic Encyclopedia – 1991), dice:

Cappa Magna

Un manto de cola larga y una capucha con hombrera … era de lana púrpura para los obispos; para cardenales, era de seda escarlata lavada (para adviento, cuaresma, viernes santo y cónclave, lana púrpura); y seda lavada rosa para domingos Gaudette y Laetare; y para el Papa, era terciopelo rojo para maitines navideños, sarga roja para otras ocasiones.
Casaca (también sotana)

El hábito hasta los tobillos, de talle ajustado, usado por el clérigo católico como su vestimenta oficial… El color para los obispos y otros prelados es púrpura, para los cardenales es escarlata…»

Adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas
[ Matthew Henry ]

El modo como la mujer va vestida y aderezada coincide de modo sorprendente con la pompa ostentosa de los altos signatarios de las Iglesias oficiales, no sólo de Roma, sino también de la llamada Ortodoxia y, aunque en menor grado, de la Iglesia Anglicana (tanto más cuanto más «alta»). La «púrpura cardenalicia» es ya una frase proverbial. Lo mismo puede decirse del aderezo de oro, perlas y piedraspreciosas que con tiaras, mitras y pectorales han estado cubiertos (en especial, hasta el Concilio Vaticano II)

Para muestra… basta un botón

[ Dave Hunt ]

La expresión «en la mano un cáliz de oro» de nuevo identifica a la mujer con la Iglesia Católica Romana. La edición de Broderick de The Catholic Encyclopedia, declara del cáliz: «[Este es] el más importante de los vasos sagrados… [Este] puede ser de oro o plata, y si del último, entonces el interior debe estar recubierto de oro». La Iglesia Católica Romana posee muchos miles de cálices de oro macizo que están guardados en sus iglesias alrededor del mundo. Hasta la cruz de Cristo manchada de sangre ha sido hecha de oro y engastada con gemas preciosas reflejando la gran riqueza de Roma. La Enciclopedia Católica dice: «La cruz del pectoral [suspendida por una cadena alrededor del cuello y usada sobre el pecho por abates, obispos, arzobispos, cardenales y el papa] debe hacerse de oro ydecorarse con gemas…»

La Iglesia Católica Romana es por mucho la institución más adinerada del mundo. Efectivamente, de vez en cuando se oyen las súplicas de Roma solicitando dinero -apelaciones persuasivas diciendo que el Vaticano no puede mantenerse con el presupuesto limitado que tiene y necesita ayuda monetaria. Dichas apelaciones son maniobras inescrupulosas. El valor de innumerables esculturas por grandes maestros como Miguel Angel Buonarroti, pinturas por los artistas más grandes de¡ mundo, además de incontables tesoros y documentos antiguos que Roma posee (no sólo en el Vaticano sino en catedrales en todo el mundo), es incalculable. En el sínodo mundial de obispos en Roma, el cardenal Heenan de Inglaterra propuso que la Iglesia vendiera algunos de estos tesoros superfluos y donara los ingresos a los pobres. Dicha sugerencia no fue bien recibida.

Cristo y sus discípulos vivieron en la pobreza. Cristo dijo a sus seguidores que no hicieran tesoro en esta tierra sino en el cielo. La Iglesia Católica Romana ha desobedecido ese mandamiento y ha acumulado una plétora de riquezas que no tiene comparación, de la cual «el Pontífice Romano es el supremo administrador y mayordomo…» (James Coriden, Thomas Green, Donald Heintschel, The Code of Canon Law (Paulist Press, 1985), Canon 1273).No hay ninguna iglesia, ni ciudad que sea una entidad espiritual, ninguna institución religiosa pasada o presente que pudiera aunque sea acercarse a poseer la riqueza de la Iglesia Católica Romana. Recientemente un diario publicó un artículo que describía sólo una fracción de ese tesoro en una sola ubicación:

«Se ha revelado el fabuloso tesoro de Lourdes (Francia), cuya existencia la Iglesia Católica mantuvo en secreto durante 120 años… Durante décadas se han circulado rumores con respecto a la colección inestimable de cálices de oro, crucifijos engastados con diamantes, plata y piedras preciosas donadas por peregrinos agradecidos.”

Después de una observación indiscreta por parte del portavoz de prensa de ellos, las autoridades de la iglesia accedieron a revelar parte de la colección… se abrieron [algunas] de las vitrinas que iban desde el suelo hasta el cielo raso para revelar 59 cálices de oro macizo junto con anillos, crucifijos, estatuas y pesados broches de oro, muchos incrustados con piedras preciosas.

Casi escondida por otros tesoros está la «Corona» de Nuestra Señora de Lourdes, que fue hecha por un orfebre de París en 1876 e incrustada con diamantes.

Las autoridades de la iglesia dicen que no pueden poner valor sobre la colección. «No tengo idea», dice el Padre Pierre-Marie Charriez, director del Patrimonio y los Santuarios. «Es de valor inestimable»…. Al otro lado del camino hay un edificio donde hay depositados cientos de vestimentas eclesiásticas [antiguas], mantos, mitras y bandas, muchas hechas con hilos de oro pesado.

«La Iglesia en sí es pobre…» insiste el Padre Charriez. «El Vaticano en sí es pobre…» (The European, abril 9-12 de 1992. p.1) [El tesoro aquí descrito es solo una parte del que se guarda en un lugar… ¡ el pequeño pueblo de Lourdes, en Francia ! ]


Un cáliz de oro lleno de abominaciones

 

[ Matthew Henry ]

El elemento más sorprendente es la copa, o cáliz, de oro (Y. 4b) en la mano de la mujer. Esta copa está llena de abominaciones. El brebaje que esta mujer ofrece a los poderes políticos de las naciones y a sus pueblos respectivos es una mezcla de religión e idolatría, de símbolos espirituales y ritos paganos, de cátedra pontificar y de tribuna sociopolítica, de evangelio y filosofía humanista. Así se explica que el propio Papa Juan XXIII hiciera acuñar una medalla en cuyo anverso estaba impresa su propia efigie, y en el reverso la mujer de Apocalipsis 17, ¡exactamente como aquí se la describe!

[ Dave Hunt ]

Roma ha practicado la impiedad para acumular su riqueza, porque el «cáliz de oro» está «lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación». Gran parte de la riqueza de la Iglesia Católica Romana fue adquirida mediante la confiscación de la propiedad de las víctimas miserables de las inquisiciones. Aun los muertos eran exhumados para que enfrentaran el juicio, y a los herederos la Iglesia les quitaba la propiedad.

La mayor parte de la riqueza de Roma se ha adquirido mediante la venta de la salvación. La Iglesia ha recibido incontables miles de millones de dólares de los que pensaban que estaban comprando el cielo a cuotas mensuales para sí mismos o para seres queridos. La práctica continúa hasta hoy, descaradamente. No podría perpetrarse un engaño ni abominación más grande. Cuando el Cardenal Cayetano, erudito domínico del siglo XVI, se quejó acerca de la venta de dispensaciones e indulgencias, la jerarquía de la Iglesia se indignó y lo acusó de querer «convertir a Roma en un desierto deshabitado, de querer reducir al papado a la impotencia, de privar al Papa… de sus recursos pecuniarios indispensables para el desempeño de su cargo». (J.H. Ignaz von Dollinger, The Pope and the Council (Londres 1869), pp. 307-308)

Además de dichas perversiones del evangelio que han conducido a millones por el mal camino, existen otras abominaciones (plenamente documentadas en los anales de la policía y los tribunales), que el Vaticano y sus representantes las han empleado por mucho tiempo en todo el mundo. Nino Lo Bello, ex corresponsal de Business Week en Roma y jefe de la oficina para el New York Journal of Commerce, escribe que el Vaticano está tan estrechamente aliado con la Mafia en Italia que «muchas personas… creen que Sicilia… no es nada más que una sucursal del Vaticano». (Nino Lo Bello, The Vatican Empire (Trident Press, 1968), p. 167. Véase también David A. Yallop, In God´s Name (Bantam Books, 1984); Richard Hammers, The Vatican Connection (Penguin Books, 1983).)

Un misterio BABILONIA LA GRANDE

 

[ Matthew Henry ]

Según hace notar Walvoord (ob. cit., pág. 246), el vocablo «misterio» que, en la NVI como en la AV inglesa, aparece en mayúsculas, como si fuese parte del título de la mujer, no significa tal cosa, sino que el título mismo es misterioso, algo secreto (comp. con 16:19; 18:2). El misterio está en que, aquí, el epíteto «Babilonia la Grande» no representa políticamente una nación o ciudad, sino una organización religiosa que corresponde, en este sentido, a lo que la Babilonia histórica era en el sentido religioso. Y añade, en el mismo lugar: «Han hecho notar muchos escritores que los ritos inicuos y paganos de Babilonia penetraron solapadamente en la Iglesia de los primeros siglos y fueron responsables, en gran parte, de las corrupciones incorporadas en el Catolicismo Romano, de las que se separó el Protestantismo en la Edad Media». Aunque ya hemos ofrecido, en otros lugares, algunos datos acerca de este particular, vamos a dar aquí algunos detalles:

(A) Génesis 10 marca ya, con Nimrod, el comienzo de la perversidad político-religiosa con la fundación de Babel, que es el nombre hebreo de Babilonia. Génesis 10:10 menciona Erec, donde 3.000 a. de C. había ya ziggurats o torres escalonadas de ladrillos -más bien, adobes secados al sol, unidos con argamasa-. Cerca de Ur, fue descubierta por Woolley una de fines del tercer milenio a. de C. -ésta, de ladrillos cocidos y con base de adobes secados.

(B) Babel fue un alarde de orgullo y rebeldía contra Dios, como se ve por la rebelión narrada en Génesis 11. Dios, al confundir las lenguas, la llamó Babel, es decir, «confusión» (Gn. 11:9). Llamada después Babilonia, tuvo gran prominencia bajo Hammurabi (1728-1686 a. de C.) y alcanzó su mayor gloria bajo Nabucodonosor II (que reinó desde el 605 hasta el 562 a. de C.).

(C) Su historia ha sido descifrada en miles de tablillas cuneiformes. En dichos materiales se nos dice que la mujer de Nimrod, Semíramis, fue la jefa o suma sacerdotisa de la religión mistérica, llena de arcanos o secretos religiosos (por tanto, sagrados) que formaban parte del culto a los ídolos. Según la leyenda, concibió y dio a luz milagrosamente un hijo llamado Tammuz, al que tuvieron por Salvador de Babilonia, falso Mesías. Así surgieron las estatuas de Semíramis con el niño Tammuz en sus brazos.

Semiramis y su hijo Tammuz             Isi  con su hijo Iswara                       Isis con su hijo Horus                   María con el «Niñito Jesús»

Enciclopedia de religiones         Madre babilónica de  la India             Madre babilónica de Egipto           Virgen de Monte Carmelo

               Vol. 2, p. 398                       Dos Babilonias,  p. 20                       Dos Babilonias,  p. 20               Nótese el amuleto supersticioso

¿ predicó Jesús el uso de amuletos ?

(D) Tammuz fue muerto por una fiera y fue resucitado, en anticipación satánica de Jesucristo (v. Ez. 8:14, donde mujeres israelitas están endechando a Tammuz). En Jeremías 7:18, se habla de «tortas a la reina de¡ cielo». En Jeremías 44:17-19,25, dicen: «ofreceremos incienso a la reina de¡ cielo». No hace falta andar muy lejos para ver sorprendentes semejanzas en el culto católico- romano a María, la madre de Jesús. Babilonia, la mujer perversa, se encuentra en Zacarías 5:1-11; especialmente, en los versículos 7 y S. Este culto pasó a Pérgamo (posible alusión a esto en 2:13), entre otras ciudades de Asia.

(E) Los sacerdotes de Babilonia llevaban coronas en forma de cabeza de pez (como las mitras de los obispos), en reconocimiento a Dagón, el dios pez, y llevaban sobre esa especie de mitra el título de «guardián del puente»; el equivalente en Roma fue el de Póntifex Máximus (Pont Max), «Sumo Pontífice», usado por el César y, luego, por el emperador en los años finales del Imperio Romano, y de ahí pasó al obispo de Roma.

El Papa ¿es el sucesor del apóstol Pedro…o de la línea de Sumos Sacerdotes del paganismo que tuvo su origen en Babilonia? La mitra usada por los Papas (y algunas veces por cardenales y obispos) nos ayuda a identificar el verdadero origen del oficio papal. Este tipo de mitra jamás fue usada por Aarón y los altos sacerdotes judíos, mucho menos por Cristo y sus apóstoles. Entonces ¿Cuál es el origen de la mitra usada por los Papas?

Recordemos que el falso «salvador» de Babilonia en los «misterios» era representado de varias formas y símbolos. Una de estas formas era la de un pez. En esta forma, Nimrod, el civilizador de Babilonia, era conocido como Oannes, o como Dagón (Dag significa «pez«), y de ahí el «Dios-Pez«. El culto a Dagón se hizo especialmente popular entre los idólatras filisteos (Jueces 16:21-30 y 1° Samuel 5:5-6). Antiguos monumentos muestran frecuentemente a Dagón representado como mitad hombre y mitad pez. Otra forma de representación puede verse en la primera imagen de la serie superior. Esta es la forma en que era pintado en esculturas de Mesopotamia (Babilonia) según «Símbolos paganos antiguos y cristianos modernos» – pág. 21. Y como lo indica Layard en «Babilonia y Nínive», la cabeza del pez formaba una mitra sobre la cabeza del hombre, mientras que sus faldas caladas y en forma de manto dejaban al descubierto sus manos y sus pies. Aquí, pues, como en tiempos antiguos, la mitra termina en punta como la quijada de un pez, brevemente abierta. Mas tarde, la figura del cuerpo de pez fue quitada, y solo se usó la mitra en forma de cabeza de pez…

(extracto de «Babilonia, misterio religioso» – Ralph Woodrow – Pág. 132)

 

 

 

                                    

 

Moneda perteneciente al Emperador Romano                                          Moneda de Juan Pablo II año 1992
César Augusto (27 aC – 14 dC)                                                 (Nótese el título «Pont Max»)

 

 

(F) Babilonia estaba asentada «sobre Sinar» (lit. Gn. 10:10; 11:2), pero esta Babilonia de los capítulos 17 y 18 de Apocalipsis está sentada sobre siete montes (v. 9). Walvoord (ob. cit., pág. 248) termina de este modo su magnífica exposición de los versículos 1-5 del presente capítulo:

Ofrece un triste comentario sobre el cristianismo contemporáneo el hecho de que está mostrando un deseo presuntuoso de regresar a Roma, a pesar de la evidente apostasía de Roma del verdadero cristianismo bíblico. De hecho, el liberalismo moderno ha superado con ventaja a Roma en su desviación de la teología de la Iglesia primitiva, así que tiene poco que perder con su regreso al romanismo. La apostasía, observada hoy en su forma latente, florecerá…

(G) Como hace notar W. M. Smith (ob. cit., pág. 1.516), «Babilonia fue la que conquistó el reino de Judá, la teocracia (2 R. 24; 25, etc.). Con Nabucodonosor, rey de Babilonia, comenzaron los tiempos de los gentiles (jer. 27:1-11; Dn. 2:37,38). Babilonia ocupa un amplio lugar en las profecías de las naciones en el Antiguo Testamento (ls. caps. 13; 14; 47; jer. 50; 51)».

[ Dave Hunt ]

Existe, por supuesto, una conexión con la antigua Babilonia. El nombre en la frente de la mujer establece ese hecho. ¿Qué podría significar ese nombre en el mundo de los «últimos días» justo antes de la segunda venida de Cristo? Es obvio que debe referirse a un aspecto dominante que es común a todos los cuatro imperios -un elemento importante del primer imperio, Babilonia, que todavía es dominante en el cuarto imperio, Roma.

Un aspecto supremo común a todos era la unidad entre trono y altar, entre príncipe y sacerdote. Todavía no se había escuchado de la «separación entre la iglesia y el estado»; de hecho, lo opuesto era la realidad. Los sacerdotes paganos -astrólogos, magos, hechiceros, adivinos- eran los consejeros íntimos del emperador y a menudo era la influencia oculta que controlaba el imperio. Por lo tanto, un principio característica de esta mujer, quien es una ciudad como también una entidad espiritual, será sus relaciones adúlteras con los gobiernos seculares.

La unidad de la iglesia y el estado persistió desde los días de Babilonia hasta después de la ascendencia de Roma, el cuarto imperio mundial en la visión de Daniel. Como hemos visto, los emperadores romanos, al igual que otros gobernantes de la antigüedad, encabezaban el sacerdocio pagano y eran adorados como dioses. Puesto que la religión era un factor dominante en todos los imperios, haremos bien en dar una mirada más detallada a la religión de Babilonia.

La Babilonia de Nabucodonosor se edificó alrededor de las ruinas de la torre de Babel, que fue construida poco después del diluvio por los descendientes de Noé bajo el liderazgo de Nimrod (Génesis 10:8-10; Miqueas 5:6). Su propósito original fue declarado específicamente por sus edificadores: «Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra» (Génesis 11:4).

La ciudad era una unión político-civil de los habitantes de la tierra en esa época. La torre era claramente una empresa religiosa, el medio de alcanzar el cielo. Por lo tanto, Babel representa la unidad del estado y la iglesia, involucrando el mundo entero en un esfuerzo por elevar al hombre al nivel de Dios. Que este proyecto pudiera lograrse mediante una torre edificada por el evidente ingenio y la energía humanas representa obviamente la religión del esfuerzo propio del hombre. Teniendo en cuenta que el mundo entero estaba unido en este esfuerzo, aquí tenemos el primer ejemplo de gobierno mundial y religión mundial unidos como una sola entidad. Puesto que el hombre comenzó en esta unidad, así también debe terminar; ese es el claro mensaje en la frente de la mujer.

La torre era una obsesión que tenían los habitantes de la ciudad, la razón de la vida que los unía y que también los esclavizaba. Así, pues, la religión dominaba la asociación de la iglesia y el estado. Que este será el caso en el nuevo orden mundial del Anticristo, a menos por un tiempo, está claramente expresado por el hecho de que la mujer cabalga la bestia.

La Torre de Babel estaba en contraste total a la forma de salvación que Dios había declarado consecuentemente desde Abel en adelante. La rebelión de Adán y Eva en el huerto del Edén había separado al hombre de Dios por el pecado. Ninguna reconciliación con Dios y ninguna entrada al cielo era posible aparte del pago total de la pena del pecado. Para el hombre, una criatura finita, el pago de la pena infinita exigida por la infinita justicia de Dios era imposible. Un día futuro, en gracia y misericordia, Dios mismo vendría como hombre perfecto, sin pecado, para morir por los pecados del mundo en pago de la pena total que la propia justicia de Dios exigía. Él sería «el Cordero de Dios» (Juan 1:29,36), el único sacrificio aceptable. En anticipación al Mesías venidero, se sacrificaban animales como tipos de ese Santo que «por el sacrificio de sí mismo» quitaría «de en medio el pecado» (Hebreos 9:26).

El único enfoque a Dios que él aprobaba mientras tanto, ya había sido afirmado con claridad (Éxodo 20:24-26). Debían ofrecerse sacrificios de animales sobre un altar de tierra. Si el terreno era muy rocoso como para juntar suficiente tierra, el altar podía hacerse de rocas apiladas, pero no talladas ni formadas de ninguna manera con herramientas. Ni debía ser elevado de forma que uno tuviera que acercarse al altar subiendo gradas.

Ningún esfuerzo humano podría participar de ninguna forma en la salvación del hombre. La salvación debe ser un don de Dios, inmerecido y no ganado. Sin embargo, el orgullo humano siempre ha resistido la gracia de Dios. Vemos la clara violación de la Palabra de Dios que continúa hoy en las catedrales ornamentadas y altares dorados, así como en los rituales y buenas obras que el hombre neciamente se imagina que le ayudarán a hacerlo aceptable a Dios. Todo esto comenzó con Babel.

Un modelo seguido por Roma

La ciudad y la torre de Babel establecieron el modelo de la alianza impía entre el gobierno civil y la religión del esfuerzo propio y el ritual que continuó por miles de años que fue demostrado tanto en la Roma pagana como en la Roma «cristiana» después de la «conversión» de Constantino. La «separación entre la iglesia y el estado» es un concepto de origen reciente, mayormente desde la reforma protestante, concepto al que la Iglesia Católica Romana, como una continuación del imperio romano, se ha opuesto en forma consecuente y hasta perversa. La historia es testigo innegable del hecho de que siempre que ha podido hacerlo, la Iglesia Católica Romana ha suprimido y condenado públicamente los derechos humanos básicos como la libertad de prensa, de expresión, de religión, y aún de conciencia.

La visión del apóstol Juan indica que la Babel/Babilonia va a estar muy viva en los últimos días. Engalanadas en la frente de la mujer que cabalga la bestia están las palabras «MISTERIO, BABILONIA». Está claro que ella representa el paganismo revivido.

Sin embargo, lo mas interesante de todo es el hecho de que ella representa el cristianismo paganizado. La mujer representa a un sistema religioso en escala mundial que está basado en Roma y pretende ser cristiano pero que tiene sus raíces en Babel y Babilonia.

Aún, el apologista católico Karl Keating, admite que Roma, por mucho tiempo, se ha conocido como Babilonia. Keating afirma que la declaración de Pedro «La iglesia que está en Babilonia… os saludan» (de 1° Pedro 5:13) prueba que Pedro estaba escribiendo desde Roma. Keating explica además:

«Babilonia es un nombre cifrado para referirse a Roma. Se usa de esa forma seis veces en el último libro de La Biblia (cuatro están en los capítulos 17 y 18) y en obras ajenas a La Biblia como Sibylling Oracles (5, 159 y ss.), Apocalypse of Baruch (ii, 1), y 4 Esdras (3:1). Eusebio Panfilio, escribiendo alrededor del año 303, anotó que «se dice que la primera epístola de Pedro-

… fue compuesta en la misma Roma; y que él personalmente indica esto, refiriéndose figurativamente a la ciudad como Babilonia».(Karl Keating, Catholicism and Fundamentalism: The Attack on «Eomanism» by «Bible Christians» (Ignatius Press, 1988), p. 200.)

Ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús

 

[ Matthew Henry ]

 

El versículo 6 parece dar la razón a los Amilenialistas, pues dice que «la mujer estaba ebria de la sangre de los creyentes, de la sangre de los que dieron testimonio de Jesús»(NVI). Es cierto que los emperadores romanos se cebaron en la sangre de los creyentes cristianos, ya que persiguieron a muerte a cuantos se resistieron a dar culto al emperador como si fuese Dios. Pero, ¿era eso bastante para que Juan se quedase grandemente sorprendido? ¿No se debía más bien su sorpresa a que, bajo la inspiración divina, estaba contemplando el futuro de una institución eclesiástica que, bajo pretexto de pureza doctrinaria y unidad religiosa, había de perseguir a muerte (¡¡ la Inquisición !!) a los verdaderos creyentes, obedientes a Dios y a Su Palabra más que a los hombres, aun cuando éstos se llamen «representantes de Dios en la tierra» y «Vicarios de Cristo»?

[ Dave Hunt ]

Lo que Juan nota luego es que la mujer está ebria, y no de una bebida alcohólica. Está ebria de «la sangre de los santos y de la sangre de los mártires de Jesús…» (Apocalipsis 17:6). Este es un cuadro horrible. No es sólo que sus manos están rojas de sangre, sino que ella está ebria de la sangre. La matanza de inocentes que, por razones de conciencia no quisieron ceder a sus demandas totalitarias, la han refrescado y estimulado de tal forma que se tambalea extasiada.

Uno piensa inmediatamente de las inquisiciones (romana, medieval y española) que durante siglos mantuvieron a Europa en su terrible puño. En su obra Historia de la Inquisición, Canon Llorente, que era el Secretario de La Inquisición en Madrid, de 1790 a 1792, y tenía acceso a los archivos de todos los tribunales, calculó que en España solamente el número de condenados excedía los 3 millones, con unos 300.000 que fueron quemados en la hoguera. (R.W. Thompson, The Papacy and the Civil Power (Nueva York, 1876), p.82).Un historiador católico comenta sobre los sucesos que condujeron a la supresión de la inquisición española en 1809:

«Cuando Napoleón conquistó España en 1808, un oficial polaco en su ejército, el Coronel Lemanouski, informó que los dominicos [a cargo de la inquisición] se habían encerrado y bloqueado el monasterio que tenían en Madrid. Cuando las tropas de Lemanouski forzaron una entrada, los inquisidores negaron la existencia de cámaras de tortura.Los soldados inspeccionaron el monasterio y las descubrieron debajo de los pisos. Las cámaras estaban llenas de prisioneros, todos desnudos, muchos dementes. Las tropas francesas, acostumbradas a la crueldad y la sangre, no pudieron aguantar semejante espectáculo. Vaciaron las cámaras de tortura, colocaron pólvora al monasterio y volaron el edificio.» (De Rosa, op. cit. página 172)

 

Para extraer confesiones de estas pobres criaturas, la Iglesia Católica Romana inventó torturas ingeniosas tan dolorosas y bárbaras que uno se descompone de sólo oir los detalles. El obispo William Shaw Kerr, historiador de la Iglesia, dice:

«La abominación más espantosa de todas era el sistema de tortura. Los informes de sus operaciones que se llevaban a cabo a sangre fría hacen temblar ante la capacidad de seres humanos para la crueldad. Y era decretada y reglamentada por los Papas que pretenden representar a Cristo en la tierra…Se tomaron notas detalladas no sólo de todo lo que la víctima confesaba, sino de sus alaridos, gritos, lamentaciones, interjecciones interrumpidas y apelaciones por misericordia.

Las cosas más conmovedoras en la literatura de la inquisición no son los relatos de los sufrimientos dejados por las víctimas, sino de los sobrios apuntes que mantenían los oficiales de los tribunales. Estamos angustiados y horrorizados simplemente porque no se hicieron con la intención de conmovernos.» (Kerr, op. cit., pp. 239-240)

Los restos de algunas de las cámaras de horror todavía están en Europa y pueden visitarse aún hoy. Se levantan como memoriales de los celos producidos por los dogmas católicos romanos que siguen en vigor en la actualidad, y de una iglesia que pretende ser infalible. También son memoriales de la exactitud asombrosa de la visión del apóstol Juan en Apocalipsis 17.

El Vaticano tampoco puede escaparse de la considerable responsabilidad del holocausto nazi, que Pío XII conocía perfectamente bien, a pesar de su silencio total durante la guerra en cuanto a uno de los temas más importantes.(E.G. Guenter Lewy, The Catholic Church and Nazi Germany (Mc Graw-Hill, 1964), p. 300-304). Si el Papa hubiera protestado, como los representantes de las organizaciones judías y de las Fuerzas Aliadas le rogaron que hiciera, hubiera condenado a su propia iglesia. Los hechos son ineludibles:

«En 1936, el obispo Berning de Osnabruch, había hablado con el Fuehrer por más de una hora. Hitler le aseguró a su señoría que no había una diferencia fundamental entre el Socialismo

Nacional y la Iglesia Católica. Hitler arguyó diciendo, ¿acaso la iglesia no miraba a los judíos como si fueran parásitos y los encerraba en los guetos? «Sólo estoy haciendo», exclamó, «lo que la iglesia ha hecho durante mil quinientos años, pero más eficazmente». Siendo que Hitler mismo era católico, le dijo a Berning que él «admiraba y quería promover el cristianismo». (De Rosa, op. cit., p. 5; Lewy, op. cit., p. 111)

«The Nazi Persecution of the Churches» by J.S. Conway.                           Papa Pio XII saliendo del Palacio

Pgs. 25, 26 & 162. Hitler con Muller, el Obispo del reinado                         Presidencial. Berlin, Germany

y Abbot Schachleiter, rodeados por jefes del partido,                                     Diciembre 12, 1929

Septiembre de 1934.

Conclusión

Realmente me cuesta encontrar un cierre escueto, que resuma por completo el desarrollo que acabamos de leer. La exposición da el suficiente pie como para escribir muchísimo acerca de la «asombrosa similitud» entre la descripción que el apóstol hace de la mujer que cabalga la bestia y la organización religiosa que ostenta el título de «Única Iglesia Verdadera, Santa, Católica y Apostólica».

¿Existe alguna otra Organización, Entidad, Culto, Gobierno o Civilización que ENCAJE TAN CLARAMENTE en todos los detalles de descripción que Juan describe tan estupefacto ?

Solo existe una ciudad en la tierra, UNA, que en las perspectivas históricas y contemporáneas pasa cualquier prueba que Juan nos presenta, incluyendo la identificación como Misterio Babilonia. Esa ciudad es Roma, y más específicamente, Ciudad del Vaticano.

Nadie puede juzgar las «verdades» que emanan de su Magisterio de Obispos, sino que sus dogmas deben aceptarse ciegamente, porque ella es la “única Iglesia verdadera” fundada por Cristo «sobre la piedra» Pedro, y a través de él «entregada» a la «sucesión ininterrumpida» de Sumos Pontífices.

El Anticristo personalmente reconocerá esta fantástica pretensión (la mujer cabalgará la bestia), pero con la misma sinceridad que manifestó Constantino. Será una táctica para usar a la Iglesia para sus propios fines hasta que finalmente coloque su imagen en el templo y demande que todo el mundo lo adore como dios. En ese momento la bestia se volverá contra la mujer y la devorará (Apocalipsis 17:16).

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica («Única Iglesia verdadera de Cristo») en # 829:

«La Iglesia en la Santísima Virgen llegó ya a la perfección, sin mancha ni arruga. En cambio, los creyentes se esfuerzan todavía en vencer el pecado para crecer en la santidad. Por eso dirigen sus ojos a María» (LG 65): en ella, la Iglesia es ya enteramente santa.

» Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí…»
(Mateo 15:8)

Desde hace 2000 años, Dios clama desde el cielo:

» Salid de ella, pueblo mío…»
(Apocalipsis 18:4)

 

«Conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará Libres…»
( Juan 8:32 )

Que Dios te bendiga

Daniel Sapia – “Conocereis la Verdad” – Apologética Cristiana – ® 2000
http://www.geocities.com/conocereislaverdad

Categorías: Estudio

6 comentarios

humberto Herrera · 25 de junio de 2014 a las 09:35

Muchas gracias y que Dios nos acompane

    ISRAEL MARCOS ISABEL · 11 de diciembre de 2015 a las 22:01

    Estimado Emilio, entiendo que tu manera de ser se ha formado bajo la tutela de unos padres que no conocen a Dios, créeme que con tus comentarios yo me convenzo más de lo que la Biblia nos enseña es fiel y verdadera por que con tu actitud tu eres uno de las personas que la Biblia profetiza, entiendo que tu solo te amas a ti mismo, te aseguro que no pierdes nada con aceptar a Jesucristo como tu único Salvador y créeme que podrás entender las cosas tu ojos se abrirían y verias cosas que otros nunca podrán ver, de lo contrario tienes mucho que perder. lo que Carlos te dice es muy cierto.

Emilio · 13 de julio de 2014 a las 06:38

Este artículo malintencionado está lleno de falsedades e inexactitudes.
Su escritura fué una verdadera pérdida de tiempo

    Carlos Bascuñan · 17 de octubre de 2014 a las 14:16

    Estimado Emilio:

    Me gustaría que mas allá de que su comentario sea guiado por pasiones personales me explique cotejando algún texto de importancia similar a la Biblia (si es que hay) en el cual fundamente sus palabras.

    Atte.
    Carlos Bascuñan

sergio cantu · 12 de octubre de 2016 a las 21:59

Hermano, espero que tambien grabes en audio este estudio para poder distribuirlo gratuitamente. Estoy seguro que sera de mucha ayuda a todos los que amamos las escrituras.

    juan fernàndez · 30 de junio de 2017 a las 21:02

    Exacto

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