“Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera” Romanos 11:1


Cualquiera que lea objetiva y literalmente este pasaje de las escrituras (entre muchos otros), sin dudas que llegará a la misma conclusión: Dios no ha desechado a su pueblo Israel.

La carta a los romanos presenta una gran contundencia doctrinal respecto al pasado, presente y futuro de Israel, el pueblo terrenal de Dios. Al parecer los romanos habían permitido un cierto fermento “anti semita” en sus filas, tanto así, que Pablo incluye en la epístola dirigida a esa iglesia, un fuerte argumento en contra de toda enseñanza que pueda insinuar que Dios ha desechado a su amado pueblo de Israel (ver Romanos 3: 1-3, 9: 1-5, 10:1, 11: 1-32)

¿Qué habrá llevado a Lutero a ignorar profundamente estas enseñanzas que la biblia habla en lo concerniente a Israel? Quizás esta pregunta se responde considerando su formación teológica Agustiniana. Como sabemos, Martín Lutero fue un monje agustino, y por lo tanto, su formación teológica se fundamentó en los escritos teólogo-filosóficos de Agustín de Hipona del siglo IV. Si bien, nadie puede negar la consistente enseñanza de Agustín respecto a otros temas bíblicos; sería irresponsable no decir también “la otra cara de Agustín”, en relación a errores de interpretación de las escrituras en lo concerniente a la iglesia y su perspectiva futura. El método de interpretación alegórico que Agustín comenzó a enseñar, dejó como saldo varias distorsiones de la verdad; principalmente en temas escatológicos, de eclesiología y por cierto, de la definición sobre el pueblo de Israel. Todo lo relacionado con la profecía y el “porvenir”, nunca fue un tema relevante para Agustín, lo que creemos fue un craso error.

EL ANTISEMITISMO DE LOS “PADRES DE LA IGLESIA”

Nadie puede negar que el prominente Agustín de Hipona, fue un acérrimo Anti Semita junto a muchos otros de los mal llamados “padres de la iglesia”(Patrística). La profunda influencia de Orígenes de Alejandría, marcó en Agustín sus lineamientos “anti-judíos” en su enseñanza. Él defendía la tesis de que los judíos como causantes de la muerte de Jesús (Deicidio), eran una raza execrable, y por tal razón, Dios los desechó y los reemplazó por un pueblo llamado “la iglesia o asamblea”. En otras palabras, él enseñó que los judíos habían “matado a Dios”, al asesinar a Jesús.

Tanto Orígenes de Alejandría (Siglo II) como Agustín de Hipona (Siglo IV), y los mal llamados “padres de la iglesia”, mantuvieron la enseñanza de que los judíos habían matado a Dios (Deicidio), por lo tanto, sus proclamas anti-judías, se dejaban ver en sus sermones y escritos. Veamos algunos ejemplos de declaraciones que evidencian el antisemitismo de la patrística (Padres de la iglesia):

Agustín de Hipona (354-430 dC) dijo: «El judaísmo, desde Cristo, es una corrupción; efectivamente, ‘Judas es la imagen del pueblo judío’; su entendimiento de las Escrituras es carnal; ellos llevan la culpa de la muerte del Salvador, porque a través de sus padres ellos mataron al Cristo. Los judíos lo prendieron; los judíos lo insultaron; los judíos lo ataron, lo coronaron con espinos, lo deshonraron escupiéndolo, lo azotaron, amontonaron abusos sobre Él, lo colgaron en un madero, lo atravesaron con una lanza” [LA COMUNIDAD JUDÍA EN FREGENAL A FINALES DEL SIGLO XV Fermín Mayorga]

San Jerónimo (342-420 dC) denunció a los judíos como: “… serpientes judaicas cuyo modelo fue Judas”. Y también respecto de las sinagogas Judías: “Si fuera llamada un burdel, un antro de vicio, el refugio del demonio, la fortaleza de Satanás, un lugar para corromper el alma, un abismo de todo desastre concebible, o cualquier otra cosa, estaríamos diciendo menos de lo que se merece”. [Ramón BENNETT. Cuando cesen el día y la noche. Ediciones Arm of Salvation, Jerusalén 1993, p. 40]

Juan Crisóstomo (347-407 dC), declaraba: «Las sinagogas de los judíos son las casas de la idolatría y los demonios, aun cuando no tengan imágenes en ellas»; «Los judíos no adoran a Dios sino a los demonios»; «Todas sus solemnidades son inmundas»; «Dios los odia y siempre los ha odiado. Desde que mataron a Cristo no les ha dado tiempo para el arrepentimiento» “Mi verdadera guerra es contra los judíos… los judíos han sido abandonados por Dios, y por el crimen de este Deicidio no hay expiación posible.” [Ramón BENNETT. Cuando cesen el día y la noche. Ediciones Arm of Salvation, Jerusalén 1993, p. 40]

“Pero ahora vosotros habéis eclipsado todas las maldades del pasado, pero de ningún modo dejasteis atrás el grado sumo del delito, mediante vuestra locura cometida contra Cristo. Por ello estáis ahora siendo castigados peor aún que en el pasado. Toda vez que, si ésa no es la causa de vuestra actual deshonra, ¿por qué motivo, aun siendo vosotros unos asesinos de niños, Dios se contentó con vosotros en otro tiempo y en cambio vuelve ahora la espalda a quienes llegan a tales atrevimientos? Verdaderamente está claro que os atrevisteis a un delito mucho mayor y peor que el infanticidio y que cualquier delito” [San Juan Crisóstomo – Oratio VI, Adversus Iudaeos (Contra los Judío)]

Eusebio de Cesárea (263-339 dC) “Se pueden oír los gemidos y lamentaciones de cada uno de los profetas, gimiendo y lamentándose característicamente por las calamidades que caerán sobre el Pueblo Judío a causa de su impiedad a Aquél que han abandonado. Cómo su reino… debería ser totalmente destruido después de su pecado contra Cristo; cómo la Ley de su Padre debería ser abrogada, ellos mismos privados de su antiguo culto, despojados de la independencia de sus antepasados y convertidos en esclavos de sus enemigos en vez de ser hombres libres. Cómo su metrópolis real debería ser arrasada por el fuego. Su santo altar experimentar las llamas y la extrema desolación, su ciudad no más tiempo habitada por sus antiguos poseedores, sino por razas de otro tronco, mientras ellos deberían ser dispersados entre los gentiles por el mundo entero sin tener nunca una esperanza de cesación alguna del mal o espacio para respirar de su congoja”. (https://iotaunum.wordpress.com/2009/04/29/la-postura-catolica-hacia-los-judios/)

 Además, como lo afirma David Reagan en su libro “Israel en la profecía bíblica”: Ignacio de Antioquía (50-117 dC) Enseñó que aquellos que participan de la Pascua son partícipes con aquellos que mataron a Jesús – Justino Mártir (100-106 dC) Afirmó que el pacto de Dios con Israel ya no era válido y que los gentiles habían reemplazado a los judíos – Ireneo (130-202 dC) Declaró que los judíos fueron desheredados de la gracia de Dios. – Tertuliano (155-230 dC) Culpó a los judíos por la muerte de Jesús y argumentó que habían sido rechazados por Dios. Orígenes (185-254 dC) — Fue responsable de mucho antisemitismo, todo el cual estaba basado en su afirmación de que los judíos fueron responsables de matar a Jesús. – El Concilio de Elvira (305 dC en España) — Prohibió a los cristianos compartir alimentos con un judío, casarse con un judío, bendecir a un judío u observar el Shabat. – El Concilio de Nicea (325 dC en Turquía) — Cambió la celebración de la Resurrección de la Fiesta de las Primicias judía a la de la Pascua (Semana Santa) en un intento de desasociarla de las fiestas judías. El Concilio declaró: “Porque es indecoroso más allá de toda medida que el más sagrado de los festivales tengamos que seguir las costumbres de los judíos. Por lo tanto no tengamos nada en común con este pueblo tan aborrecible…” [David Reagan, Israel en la profecía bíblica, Pasado-Presente-Futuro, Pag.30]

Pero como sabemos, a Jesús nadie le quitó la vida, él mismo lo anticipó en una de las tan claras enseñanzas acerca de su muerte y resurrección:

“Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.  Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre” Juan 10: 17-18

El hablar de la muerte de Jesús, no puede ser concebido solo como un asesinato, como lo decía Agustín de Hipona y sus seguidores. Lo que ocurrió en la cruz no fue un crimen o un asesinato, sino que fue una ofrenda voluntaria en sacrificio. A Cristo nadie le quitó la vida. Por lo tanto, la teoría del “deicidio” de Agustín y de los padres de la iglesia, no se ajusta a la revelación del hecho ocurrido en Jerusalén. La biblia refuta contundentemente la idea patrística, de que fueron los judíos exclusivamente quienes mataron a Jesús. Quizás el pasaje más fuerte para argumentar esto es el siguiente:

“Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel,  para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera” Hechos 4: 27-28

Si hablamos de “asesinato”, La biblia es explicita en enseñarnos que quienes “mataron” a Jesús, no fueron solo los judíos, sino que el texto dice: “Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles…”. Pero el pasaje no queda solo allí, sino que agrega que todo aquello estaba desde “antes determinado que sucediera”. Es decir, que  la teoría del “deicidio” (matar a Dios) como justificación para odiar a los judíos, se desmorona absolutamente.

LOS JUDIOS Y SUS MENTIRAS

En el libro, “Los judíos y sus mentiras”, escrito por Martín Lutero en 1543, escribe que los judíos son una cría de serpientes, y uno debería quemar sus sinagogas y destruirlas.

El pastor inglés de ascendencia Judía Bernad N. Howard declara que: “el antisemitismo de Lutero alcanzó un crescendo de repulsión física. Imaginaba a los judíos besando y orando al excremento del diablo: “El diablo ha vaciado… su estómago una y otra vez, es una verdadera reliquia que los judíos y los que quieren ser judíos besan, comen, beben y adoran”. Era una especie de exorcismo bautismal invertido, con el diablo llenando de inmundicia la boca, la nariz, y los oídos de los judíos: “Los llena y chorrea tan abundantemente que se desborda y se vierte por todos lados, pura inmundicia del diablo, sí, les sabe muy bien en sus corazones, y lo engullen como cerdas”.

“Lanzándose a sí mismo como en un frenesí, Lutero invoca a Judas, el último judío: “Cuando Judas se ahorcó, y se le partieron las tripas, y como les sucede a los ahorcados, su vejiga estalló, entonces los judíos tenían listas sus latas de oro y cuencos de plata para atrapar la orina de Judas junto con las otras reliquias, y luego juntos se comieron el excremento y bebieron, y por eso entienden tan bien las glosas complejas en las Escrituras”.     Este resumen proporciona solo una muestra de la retórica llena de odio de Lutero. Múltiples pasajes en sus escritos de 1543 contra los judíos son igualmente de aborrecibles” [Articulo “El antisemitismo de Lutero” – Bernard N. Howard]

EL HOLOCAUSTO NAZI Y EL EXTERMINIO DE MILLONES DE JUDIOS

Hay un dicho muy popular que dice: “luego de la guerra todos son generales”. Así siempre ha sido la tónica luego de terminado un periodo oscuro de guerras y conflictos. Durante el desarrollo de masacres, exterminios y violaciones brutales a los derechos humanos, el hablar y denunciar, significaba poner la cabeza en la horca con acto de verdadera “auto-inmolación”. Pero luego de que todo pasaba y volvía “la paz”, ahí recién comenzaban a salir en las más variadas voces y la clásica vehemencia, proclamando libertad, paz y derechos humanos. Solo entonces se denunciaban libremente las atrocidades impresentables que ya nadie puede ocultar que habían sucedido.

Así lo fue durante el periodo de la segunda guerra mundial, específicamente con lo que conocemos como el “holocausto Nazi”, donde se exterminaron más de seis millones de judíos, por el tan solo “delito de ser judíos”. Esta masacre ideada y liderada por Hitler y sus tropas antisemitas, recibieron las “bendiciones” del entonces Papa Pio XII quien anteriormente había sido nuncio apostólico en Alemania. Es decir, el líder máximo de la Iglesia Católica apoyando las estrategias antisemitas del nacional-socialismo alemán.

Quizás esto no es una gran novedad, considerando que el catolicismo en esencia es antisemita, pero enterarnos de que los lideres “SS” de la Alemania Nazi de Hitler, justificaban el exterminio de judíos,  invocando los escritos antisemitas de Martin Lutero, eso sí realmente sorprendente. Ese el caso del militar Nazi Julius Streicher quien publicaba proclamas antisemitas en su diario de ideología nacionalsocialista llamado “Der Stürmer” (El Atacante). Streicher cuando tuvo que comparecer ante los tribunales de Núremberg, posterior a la segunda guerra mundial, éste argumentaba su antisemitismo sobre la base de los escritos del reformador Martin Lutero. Como declara el mismo pastor Bernard N. Howard: “Streicher era un propagandista que dedicó su vida a esparcir calumnias y falsedades, pero en esta ocasión estaba diciendo la verdad” [Articulo “El antisemitismo de Lutero” – Bernard N. Howard]

Ciertamente debemos reconocer lo que Dios hizo con Martin Lutero, pero también es necesario enseñar de que el tal era un hombre como Elias; frágil y sujeto a pasiones semejantes a las nuestras (Santiago 5:17). Lutero no fue un “súper hombre” evidentemente. Y su gran labor como reformador y erudito, no compensa el tremendo legado antisemita y profundo daño a lo que significa la concepción de las profecías respecto al pueblo de Israel.

Al término de este artículo, cabe preguntarse si ¿Lutero ignoró deliberadamente toda la tremenda abundancia bíblica respecto a la restauración de Israel? O ¿Fue más fuerte su teología y filosofía heredada desde Agustín el mal llamado padre de la iglesia?

Cual fuere la respuesta, si en algo estamos seguros, es que la “otra cara de Lutero” que lo desmitifica como el gran reformador, y lo pone en el lugar donde todos los hombrecitos debemos estar, es su odio acérrimo contra la raza judía, pecado que ciertamente tiene perdón en la sangre de Jesús, y aunque él y todos sus seguidores no crean en el tribunal de Cristo como lugar solo para los creyentes, será ahí donde todos tendremos que dar cuenta de lo que enseñamos o dejamos de enseñar. Y como dice Pablo: “… la obra de cada uno se hará evidente…porque el fuego la probará” (1 Corintios 3:13)

Que la gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos ayude a meditar y profundizar en este importante tema. Que así sea. Amen.

PEL 01/2019

Categorías: Apologética

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