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“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” Mateo 24:35

Es muy frecuente escuchar la frase: “para el mundo de hoy” en medio de los círculos religiosos y en particular en la iglesia evangélica. En la actualidad se habla de Iglesias, mensajes, predicadores y líderes “para el mundo de hoy”; declaraciones que nos hacen pensar o al menos  preguntar qué significa esto.  ¿Acaso debemos revisar el evangelio y contemporizarlo para este “nuevo mundo o sociedad”? ¿Será que debemos adaptar el mensaje históricamente predicado y defendido por la iglesia de Cristo, para darle mayor efectividad a un mundo post moderno? ¿Qué significa el que muchos hablen sobre el “mundo de hoy”? – O ¿será que el mundo de ayer necesitaba otro mensaje al que  necesita el mundo actual?

En primer lugar observemos el texto y contexto del pasaje selecto que encabeza este artículo. Es nuestro Señor Jesucristo hablando a sus discípulos, y anunciándoles los tiempos finales. Recordemos que todo aquel discurso surgió luego de “tres preguntas en una” que ellos le hicieron:

“Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” Mateo 24:3b

Las preguntas encerradas en una son: “Cuando serán estas cosas” – “Que señal habrá de tu vendida” – “y (que señal habrá) del fin del siglo (mundo)”.

La primera pregunta “Cuando serán estas cosas” se refiere  directamente a la destrucción del templo de Jerusalén según el propio Señor les advertía (Mateo 24: 1-2). La segunda pregunta “Que señal habrá de tu venida” tiene relación con la segunda venida de Cristo, y la tercera pregunta “Que señal habrá del fin del siglo (mundo)” refiriéndose evidentemente al fin del mundo. Como vemos, tres preguntas; una cumplida el año 70 d.C. y dos por cumplirse.

En esta perspectiva entonces debemos entender la declaración inicial que dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. El hombre nace y muere; generación va y viene; la tierra que ahora vemos; un día ya no será más, pero lo único que permanece inmutable y para siempre  es la Palabra de Dios. Como dijo Salomón: “no hay nada nuevo debajo del sol” (Eclesiastés 1:9). Eso es lo que Dios declara. Todo pasará pero sus Palabras no pasarán. Aunque nos duela, esa es la pura verdad.

Tanto la predicación de los profetas del antiguo testamento incluyendo a Juan el Bautista; Las palabras de nuestro Señor Jesucristo iniciando su ministerio y luego lo dicho por sus apóstoles; solo tuvieron un sello: “El llamado al arrepentimiento”. De la misma forma, y por siglos, la fiel  iglesia de Cristo ha mantenido este sello indeleble y no negociable que golpea duro al hombre. Por siglos el evangelio ha mantenido la  esencia de su llamado al arrepentimiento. Pablo Dice:

“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” Hechos 17:30

El evangelio lleva consigo lo que se conoce como el llamado irresistible o eficaz que transforma al hombre; le da vida, lo vuelve en sí, le cambia la manera de pensar y lo hace una nueva criatura ya que lo pone en una nueva esfera de Salvación. En otras palabras, este llamado convierte al hombre, lo que significa que lo hace girar en 180°; antes el individuo iba directo a la condenación, pero luego de la conversión va rumbo a la gloria. Es el milagro que el  evangelio produce  para la gloria de Dios.

ORIGEN DE LA FRASE: “PARA EL MUNDO DE HOY” (Nueva Era)

 Hoy pareciera que debemos revisar y cambiar todo lo que se ha hecho por siglos, ya que sería necesario el “nuevo” mensaje para “PARA EL MUNDO DE HOY”. ¿De dónde proviene este lenguaje? – ¿Verdad que existe un mundo actual distinto al de ayer? – ¿Es esto lo que enseña la Palabra de Dios?

La verdad es que la biblia no avala aquello. Lo sones de un “mundo nuevo”, resuenan desde hace mucho tiempo. La idea de construir una sociedad mejor o un mundo mejor está en el consciente colectivo del hombre, no obstante, ese arduo esfuerzo o aquellas diversas ideologías usadas para conseguirlo, solo ha sido una tarea infructuosa y una verdadera quimera o sueño utópico, que como el agua se escurre por los dedos cuando se presume obtenerlo. De ahí que tenemos muchas ideas filosóficas, políticas, económicas y también religiosas de los más diversos colores que han pretendido entregar la receta o “panacea”  para mejorar la sociedad y el mundo. Pero todo ha sido en vano. Lo impactante es ver a una gran cristiandad actual envuelta en  medio de esta misma carrera.

En esta búsqueda, la iglesia actual que ha perdido la esperanza en la solución futura y definitiva que El Señor ha prometido a los suyos, ahora esta afanosamente ocupada para establecer, según dicen, el reino de Dios acá en la tierra y construir un mundo mejor, y para esto,  ellos estiman necesario  reformar la iglesia, los predicadores, pastores y líderes “PARA EL MUNDO DE HOY”.

Lo que aparentemente no reviste seriedad o algo nocivo, vemos que sí oculta una verdadera tendencia filosófica que no proviene de la Palabra de Dios, sino que de las escuelas de pensamientos modernistas influidos por el movimiento de la nueva era. Esto ha ocurrido luego de que por décadas este movimiento místico permeó seminarios teológicos que han sido “la cuna” de muchos líderes y pastores actuales que llevan en su “ADN” la enseñanza del concepto de que “algo nuevo” está por venir.  Algunos lo llaman “avivamiento”, “reforma” y otros   “transformación o iglesia emergente”.

Recordemos que la base del planteamiento de la nueva era, es precisamente el surgimiento de una “nueva era de paz” (era de acuario); en donde los hombres serán más solidarios, inclusivos y tolerantes, por lo tanto, todos los conceptos absolutos e ideas intransigentes o cismáticas, no tendrán cabida en el “mundo de hoy”. Es por eso que entendemos la tónica actual de derribar los absolutos y buscar convergencias en pos de la unidad.

Obviamente, la doctrina de la nueva era ha sido “cristianizada”, es decir, términos abiertamente orientales han sido adaptados y maliciosamente encajados en pasajes descontextualizados de la biblia para cazar incautos e inconstantes. Ahí tenemos el ejemplo de predicadores como Peter Wagner, Robert Shuller, David Yonggi Cho, entre otros, que en la década del 90 adoptaron y enseñaron el concepto “Hindú-budista” de la confesión positiva, la visualización o la mente posibilista; y desde ahí muchos de sus discípulos fueron formados en esa perspectiva. Así, décadas más tarde ya tenemos arraigada en medio de la cristiandad estos mismos conceptos que promueven una “nueva era” pero acuñada en el término “PARA EL MUNDO DE HOY”. Tan solo recordemos las frases insistentes de uno de los promotores de esta corriente de pensamiento, Rick Warren quien enseña sobre la necesidad de crear un “nuevo paradigma” de iglesia.

Es cierto que hay pastores o líderes que ni siquiera saben lo que es la “nueva era”, sin embargo enseñan con esta frase clásica: “PARA EL MUNDO DE HOY”; lo que pasa es que hay que distinguir dos cosas. Primero, existen agentes que directa y sistemáticamente trabajan por la propagación de la “nueva era” en medio de la sociedad y en la iglesia cristiana evangélica; penetrando las congregaciones, institutos bíblicos y seminarios teológicos. Segundo, existe un “espíritu” seductor que se mueve en medio de  esta falsa enseñanza, es decir, esto es  más que una mera enseñanza que saldría del caprichoso corazón de un falso maestro; lo que debemos descubrir y discernir, es  el “espíritu” que está detrás de aquel enseñador, tal cual lo advirtió Juan:

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” 1 Juan 4:1

Por eso es muy necesario volver a las escrituras de manera real, y como niños dependientes renunciar a esta oleada de intelectualismo y emocionalismo que imparten quienes lideran la iglesia actual, y que llevan a multitudes a sucumbir ante este engaño.

Pablo por su parte, también confirma literalmente que los tiempos finales serían tiempos de apostasía. La revelación es acompañada con la palabra “claramente”, es decir, no hay ninguna duda; es una imagen nítida. Los tiempos finales estarán acompañados de apostasía, espíritus engañadores y doctrinas satánicas en medio de la llamada cristiandad.

 “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” 1 Timoteo 4:1

El objetivo de la “nueva era” es crear una conciencia mundial (universal) acerca de  “la unidad”. Todos los hombres “juntos” para construir un mundo mejor, por tal razón, la nueva consigna es: “PARA EL MUNDO DE HOY”. En palabras simples y directas: “detener los absolutismos, los cismas doctrinales e ideas separatistas, porque lo que ahora es primordial “PARA EL MUNDO DE HOY”, es “la unidad” para así combatir todos juntos los males de esta sociedad; crear un mundo lleno de paz y seguridad para esta generación, para nosotros y nuestros hijos”.

El problema de esta idea atractiva, motivante y que encaja muy bien en nuestra mente finita y defectuosa por causa del pecado, es que no está basada ni respaldada por la infalible Palabra de Dios. No se ajustan a lo que la biblia enseña acerca de los tiempos finales y del provenir. Estas son algunas razones:

1.Porque el evangelio es cismático en esencia (Hebreos 4: 12, Juan 6: 66, 2 Corintios 6: 14-18)

2. Porque el evangelio es odiado por el mundo (Juan 15: 18-19, 1 Juan 4: 5-6)

3. Porque Cristo advirtió que Él no vino a traer paz a la tierra (Mateo 10: 34-36)

4. Porque este mundo (sistema) está sentenciado y no cambiará (2 Pedro 3:7)

5. Porque el mundo (sistema) será restaurado solo cuando nuestro Señor Jesucristo regrese (Romanos 8: 18-24, 2 Pedro 3: 13)

6. Porque los creyentes esperamos según “sus promesas” (Romanos 8: 18, 2 Pedro 3: 13)

7. Porque el postrer tiempo será caracterizado por la apostasía y el engaño (Mateo 24:3, 1 Timoteo 4:1, 2 Timoteo 3:1, 4: 3-4).

8. Porque el postrer tiempo tendrá las características de la sociedad actual (hombres amadores de sí mismos, homosexualidad, inmoralidad, amoralidad, relativismo, secularismo, multiplicación de la maldad, etc.) (Mateo 24: 12, 37-39, Lucas 17: 28-29, 2 Timoteo 3: 1-4)

9. Porque el postrer tiempo será caracterizado por una falsa “paz y seguridad” (1 Tesalonicenses 5: 3)

10. Porque el evangelio es vida eterna (no terrenal) y nuestra esperanza es celestial y futura (Juan 10:28, Efesios 1:3, Romanos 8: 18, 24).

PREDICANDO UN MENSAJE NUEVO “PARA EL MUNDO DE HOY”

Aun con este sólido argumento extraído de la sola escritura, la mayoría de los enseñadores y líderes actuales, ya han sido formados con la idea de que la iglesia de Jesucristo debe “impactar” la sociedad para definitivamente transformarla. Con esta premisa, grandes multitudes están cayendo en el “afán” de convertir al mundo a como dé lugar; incluyendo ideas pragmáticas y hasta aberrantes para atraer al mundo a la iglesia. Y esto no significa que no prediquemos el evangelio como alguien pudiera malinterpretar; lo que debemos hacer ¡Sí es predicar!, pero el verdadero evangelio tal cual el Señor y los apóstoles lo enseñaron: “arrepentíos” (Mateo 4: 17, Hechos 2:38, 3:19,  17: 30). Ciertamente este no es un mensaje nuevo ni solamente para el mundo de hoy; es un mensaje eterno y para el mundo de ayer, de hoy y del mañana.

No obstante, en el escenario evangélico mundial vemos un afán por cambiar esta radicalidad del evangelio a fin de establecer la unión y evitar que la gente salga ofendida. Este afán humano de alguna manera se ve reflejado en  el carácter e impronta de personalidad de Marta, según lo relata Lucas 10: 38-42. Marta, hermana de María y Lázaro, estaba afanada en muchos quehaceres “para el señor”, pero Maria estaba solo a los pies de Cristo  oyendo su Palabra.  Marta con la clásica consigna actual: Trabajar con esfuerzos humanos – Ella decía: “¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude”. Es la  arrogancia de Marta de pretender ordenar al Soberano. Esto nos trae a la memoria las consignas que muchos  líderes y caudillos de la cristiandad actual utilizan (ordena, decreta, confiesa, activa, visualiza, etc.). No obstante, según el relato bíblico, quien había escogido la “buena parte”, que es estar a los pies de Cristo, fue María y no Marta. Pero en la actualidad esta profunda enseñanza no se valora  “PARA EL MUNDO DE HOY”

Por tal razón, la iglesia evangélica actual está viviendo un “reinvento” como nunca antes se había visto. Los líderes, la doctrina, la música, las actividades, el lenguaje, la manera de presentarse ante la sociedad y la perspectiva de la iglesia actual,  están cambiando vertiginosamente “PARA EL MUNDO DE HOY”; es una especie de  “borrón y cuenta nueva” como dice el refrán popular.

Pero la biblia dice que “no hay nada nuevo” (Eclesiastés 1:9), por lo tanto, debemos contemplar lo que nuestro Señor Jesucristo enseñó y sus apóstoles ratificaron. Eso nos debe satisfacer y motivar a mantenernos aferrado a la Roca que es Cristo mismo y no salir de allí, aun cuando se nos diga: “Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis” (Mateo 24:23).

LA BIBLIA Y LA NUEVA FRASE: “PARA EL MUNDO DE HOY”

Como ya se ha señalado, la actual y clásica frase “PARA EL MUNDO DE HOY” no es respaldada por la sagrada escritura, por lo tanto, finalmente algunos ejemplos bíblicos que nos invitan a permanecer fieles a la Palabra que nos ha sido entregada y esperar el cumplimiento de los tiempos tal cual El Señor lo prometió.

1) “Más vosotros mirad; os lo he dicho todo antes” (Marcos 13:23)

El Señor Jesucristo les habló a sus discípulos con esta frase característica “os lo he dicho todo antes”. Cuando nos detenemos a observar toda la escritura en su conjunto y totalidad, descubrimos que la tónica es que Dios “habla antes” lo que ha de suceder,  y sus siervos “simplemente” esperan que aquello suceda. Esto  es lo que se resume con la tan vapuleada palabra “fe” cuyo fiel significado es “certeza de esperanza y convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Cuando abandonamos este principio de vivir “por fe”, el orden cambia diametralmente, es decir, ya no es Dios que habla de antemano, sino que el hombre construye su propio destino. Esto es un insulto a Dios. Por tal razón no existe aquello de mensaje “PARA EL MUNDO DE HOY”, porque lo que el mundo necesita es lo que ya está escrito; el mundo del pasado, de hoy y de mañana, debe escuchar el bendito y glorioso evangelio y nada más.

Cristo anunció lo que vendría de manera anticipada; dijo previamente a sus discípulos que iría a Jerusalén para padecer, morir y resucitar, y aunque uno de los suyos lo quiso impedir; así ocurrió, tal cual Él lo había prometido (Mateo 16: 21-23).

Es importante resaltar este “mirad, os lo dicho todo antes” porque nos invita a detenernos y abandonar nuestros afanes y perspectivas humanas respecto al porvenir, y observar fielmente al Señor en su Palabra,  porque Él lo ha dicho TODO antes. No hay nada nuevo que debamos agregar, sino ser fiel a lo que está escrito y esperar.

2) “(Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)” (Hechos 17:21)

Quizás este pasaje aclara de manera directa la tónica que se pretende exponer en este artículo. El contexto habla de Pablo predicando en medio de una sociedad griega,  cuyo “ADN” era la filosofía,  el intelectualismo y el ejercicio de la dialéctica tan similar a lo que pasa en las iglesias actuales. Lo sintomático es que aquella sociedad no tenía interés alguno, “sino en decir o en oír algo nuevo”.

Bien sabemos que una de las aristas de este engaño del último tiempo, es el apego a “lo nuevo”. Es una especie de urgente necesidad de revisar lo que ha pasado y plantear algo nuevo, restaurador y refrescante que sea coherente con los “nuevos tiempos”.

Sin embargo, Pablo no negoció el mensaje de manera de dar “algo nuevo” según las demandas de la sociedad ateniense, sino que como él mismo lo manifestó a los corintios, no se propuso hablar entre ellos cosa alguna, sino solo de Cristo y éste crucificado (1 Corintios 2: 1-2).

Hoy observamos que la sociedad y la iglesia, quiere y anhela algo nuevo “PARA EL MUNDO DE HOY”, pero nosotros no podemos dar lo que la gente pide, sino, lo que la gente necesita: El evangelio verdadero.

3) “Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo” Filipenses 3:18

Acá el apóstol Pablo revela que aquella advertencia acerca de los enemigos de la cruz de Cristo, ya había sido dicha previamente y muchas veces. Es decir, es un mensaje que traía consigo su recorrido, pero que nuevamente él lo recuerda inclusive ahora con lágrimas. Este pequeño versículo ciertamente  nos hace reflexionar acerca de la importancia de repetir las mismas cosas y no dar cabida a lo aparentemente “nuevo” que la sociedad actual está reclamando.

4) “Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” Gálatas 1: 9)

Acá nuevamente Pablo presenta esta misma idea de repetir lo mismo que ya se ha dicho. La biblia presenta siempre esta tónica de advertencia preventiva; no hay nada nuevo. A Dios nada se le ha pasado por alto u olvidado. Todo lo que los hermanos debían considerar en Galacia, era lo que ya Pablo les había dicho.

Lo que estaba ocurriendo en las iglesias de Galacia era que agentes judaizantes estaban socavando la doctrina de la salvación y la justificación por la sola fe, introduciendo la salvación por las obras y observancia de la ley. Pero el apóstol Pablo ya lo había advertido previamente. Esta es la enseñanza que debemos reivindicar en medio del pueblo de Dios; repetir y repetir las mismas cosas porque no existe un nuevo mensaje. Ahora, si alguien viene con “algo nuevo” el tal y su mensaje sea anatema, tal cual el apóstol lo advirtió (Gálatas 1:8-9).

5) “Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente… También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas.” 2 Pedro 1: 12-15

Ahora es Pedro quien enseña lo mismo que se está presentando en este artículo. Él habla de recordar siempre “estas cosas”. Su argumento es añadir a la vida cristiana características vitales y necesarias para vivir conforme a la voluntad de Dios y esperar así la gloria venidera (vers. 5 – 11). Luego de esto, Pedro menciona la palabra “recordar”, cuyo significado etimológico indica “volver a pasar por el corazón” las cosas antes dichas. Es decir, volver a leer y meditar en lo que ya ha sido dicho. Parece increíble, pero el apóstol dice que se encargaría diligentemente para que, inclusive después de su muerte,  se repitan las mismas cosas. ¿Por qué? Porque no hay nada nuevo bajo el sol. El fundamento es solo uno,  y sobre ese fundamento puesto por los apóstoles,  es donde debemos sobre edificar siendo fieles a lo que ya está y que  antes fue dicho. Si algo debemos considerar como actividad central de la iglesia de Jesucristo, es perseverar en la doctrina de los apóstoles (Hechos 2:42).

Amados hermanos estamos cruzando los tiempos finales, difíciles y peligrosos. Mientras grandes mayorías dicen estar renovándose y presentando un nuevo mensaje “PARA EL MUNDO DE HOY”, adaptándose a la cultura y respondiendo a los reclamos de aquellos que aborrecen la verdad; los que por pura gracia permanecemos en su Palabra, procuremos con diligencia ser fieles a lo que ya ha sido dicho y esperar el cumplimiento de los tiempos y de las promesas de Dios. Que así sea, Amén.

PEL09/2016

 

 

Categorías: Apologética

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