¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Hageo 1:4

Esta Palabra de Dios emitida por el profeta Hageo en el tiempo de la reconstrucción del templo, recobra tanta vigencia y es tan oportuna cuando observamos nuestro estado espiritual y el de la iglesia en general.
En aquel tiempo, el pueblo de Israel tenía la tarea de reconstruir el templo bajo el liderazgo de Zorobabel, sin embargo en medio de la faena, el ánimo comienza a decaer y las prioridades comienzan a invertirse. Habían abandonado la obra y se habían reclutado en sus casas, preocupados de hermosear sus viviendas y de ocuparse en sus propios proyectos. La casa de Dios estaba desierta.

Esta triste realidad que vivió Israel, es la misma que esta invadiendo al pueblo de Dios. El adormecimiento espiritual que existe hoy en día, parece ser producto de una anestesia tan espesa y prolongada, que los efectos saltan a la vista y son evidentes. Existe una desidia tal en el pueblo de Dios, que muchos inclusive, ya han desertado de las filas de Cristo, y están amando más al mundo.
Cada uno preocupado de sus proyectos personales, de hermosear su casas, cambiar todos los años el auto, seguir perfeccionando su carrera para mejorar el estatus, etc., y para que todo este inventario no suene tan frívolo, se mantiene una vida religiosa y exclusivamente dominical, pensando que con ello esta todo saldado. Nos hemos olvidado de que Dios nos ha dotado al menos con un don espiritual para ponerlo en servicio de la iglesia y nos hemos transformado en vegetales “calienta bancas” .
Es fuerte y crudo decir todo esto, pero es necesario remecer nuestras conciencias en medio de un sopor que nos está arrastrando a todos. Recordemos que nos solo el pueblo se quedó dormido en el tiempo del profeta Hageo, sino que también los líderes. Dios debió despertar primeramente a Zorobabel, a Josué sumo sacerdote y finalmente al resto del pueblo (Hageo 1:14)

Sea nuestro ruego en este tiempo, que Dios despierte nuestros espíritus para dejar en segundo lugar nuestros intereses, nuestras metas exitistas y nuestros logros materiales, para ponernos a trabajar nuevamente en la obra de Dios, porque a veces la vemos tan desierta debido a que el pueblo esta mas preocupado de artesonar sus viviendas que de poner en servicio de la iglesia el don que ha recibido.

Amados hermanos, que Dos nos ayude a acoger con hidalguía esta reprensión del profeta Hageo, porque no es palabra de hombre, sino que Palabra de Dios.
El Señor despierte nuestros espíritus para consumirnos verdaderamente en sus intereses y podamos así, huir de la vanagloria de la vida que nos envilece y nos enfría a tal punto, que nos olvidamos de que somos peregrinos y de que Cristo vuelve pronto por nosotros. Amén.

PEL2007

 

 

 

Categorías: Devocional

3 comentarios

J.F.G.G. · 24 de enero de 2014 a las 20:57

Es fácil caer en actitudes egoístas de acumulación y consumo de bienes materiales, dejando de lado la Obra del Señor. Debemos orar para que el Señor sea quien despierte nuestro espíritu y le demos a EL el lugar que le corresponde en nuestro corazón y en su iglesia.

De nuevo gracias por sus buenos artículos.

Cayetana jimenez · 18 de mayo de 2020 a las 00:57

Saludos soy cristiana y me interesa a prender mas de las palabra de Dios siempre que sea sana doctrina me gustaria al quirir mas conosimiento de la palabra de Dios ( muchas gracias)

LA IGLESIA VIGILANTE Una exhortación en tiempos de sopor - Solo Por Gracia · 23 de noviembre de 2021 a las 21:00

[…] Al igual que en los tiempos del profeta Hageo, la cristiandad actual está más preocupada de sus proyectos personales, familiares, y de “artesonar sus viviendas”, que de estar en la casa de Dios (Hageo 1: 4, 14). En aquel tiempo, tanto los líderes como el resto del pueblo estaban adormecidos y ocupados en sus propios intereses, y la casa de Dios estaba desierta. […]

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